Las parteras o guardianas de saberes piden reconocer legalmente su labor
El proceso del parto y el nacimiento pasó de ser entendido como un momento regido por la naturaleza, a ser visto como un evento peligroso que tiene que ser controlado por un sistema médico.
De acuerdo con un grupo de 45 parteras del país, fue en este contexto cuando las mujeres empezaron a ser acostadas para parir y la partería comenzó a enfrentar obstáculos que con el tiempo se han agudizado, al grado de considerar a las parteras como meros informantes en las instituciones de salud.
María de Jesús López Valenzuela, con 35 años de experiencia como partera tradicional en el norte de México, relata que el principal obstáculo es asociar la atención en clínicas y hospitales con la disminución de la muerte materna.
A esta premisa se suman parteras de diversas regiones de Oaxaca, quienes consideran que contrario a esa idea, la mortalidad materna en México ocurre mayoritariamente en las instituciones de salud, por lo que eliminar la partería no es una forma de reducir la mortalidad.
A pesar de eso, señalan que la desaparición gradual de la partería es una realidad que han enfrentado y, en los últimos años ha sido más rápida.
Durante el encuentro estatal sobre partería, realizado en la ciudad de Oaxaca esta semana, las parteras mencionaron la certificación profesional a través de las instituciones de salud como otro de los inconvenientes para realizar su trabajo en las comunidades, pues le quita validez a la trasmisión de los saberes que han heredado y transmitido de forma oral.
La negativa de las instituciones a darles los certificados de nacimiento para que las familias puedan registrar a sus bebés recién nacidos, la prohibición a usar plantas medicinales y prácticas tradicionales como el uso del rebozo y el temazcal, la presión sobre las autoridades municipales para que ya no se atiendan partos y se mande a las mujeres a un centro de salud, abonan también a la desaparición de la partería en el país, coincidieron.
La visión médica no reconoce la sabiduría de nuestra labor, dijo María Magdalena, partera de San Mateo del Mar. «En los cursos de capacitación nos dicen que lo que sabemos no tiene valor y nos enseñan a usar medicamentos que se ha demostrado que son peligrosos», abundó.
“En el parir no hay diferencia”, dice María de Jesús López Valenzuela. Por el contrario, la partería es una actividad en la que las mujeres pueden ejercer su derecho a elegir dónde, cómo y con quién parir.
Explica que el proceso de alumbramiento es diferente en un centro hospitalario, a prisa y con un tiempo limitado para observar o mimar al nuevo ser. En la partería se les da la bienvenida, desde el momento de nacer se le enseña a valorar lo que da la naturaleza a la vida en común.
«Lo acogemos, le hablamos, le decimos que viene a un mundo diferente de donde está y que se va a enfrentar a responsabilidades: la principal es cuidar el planeta».
La madre es libre de caminar, salir, no le decimos quédate ahí acostada. También puede participar el padre, platicamos con ellos para guiarles, para que se sientan seguros, cuando van a una clínica hay temor, hay inseguridad, ellas mismas lo dicen.
En la partería 一agrega一 se atiende todo el proceso de parto. Después del alumbramiento inicia un tratamiento con hierbas medicinales, se le da el acompañamiento a la mujer durante la cuarentena, se le enseña a vivir en conexión directa con su hijo y su familia, con la materia orgánica, la tierra, la vida y el universo.
Las parteras han visto nacer generación tras generación, coinciden integrantes de la organización Nueve Lunas y del Consejo de Abuelas Parteras del Saber Ancestral México. Son quienes transmiten las primeras señales de identidad a los nuevos integrantes de las comunidades y pueblos de Oaxaca, y del país, agregan algunas parteras de Valles Centrales, Costa, Mixteca, Istmo y Sierra Norte de este estado.
Por ello, en colectivo hicieron un llamado a las instituciones municipales, estatales y nacionales a reconocer la partería como un derecho cultural establecido en el artículo segundo constitucional y a diseñar una estrategia nacional para proteger y fortalecer los saberes de los pueblos de Oaxaca y de otras partes del país.
A nivel legal piden se aplique el artículo 7 de la Ley General de Cultura y Derechos Culturales, se modifiquen los artículos 64 bis de la Ley General de Salud que impone un sistema de capacitación medicalizado, y se reconozca la Ley de Medicina Tradicional del estado de Oaxaca, entre otras. A las mujeres piden confiar en la sabiduría ancestral que ha permanecido a lo largo de generaciones.