En Ausencio se reconfigura la relación del autor con la figura paterna
Rocío Flores
OAXACA, Oax. Antonio Vázquez cerró un ciclo y ‘sanó sus demonios’ con la escritura de Ausencio, su primera novela galardonada con el Premio Bellas Artes Juan Rulfo para Primera Novela 2017.
Puede parecer un lugar común 一dice el joven escritor一 quizá lo es, pero uno sana sus demonios con lo que hace y encuentra la distancia necesaria con el padre y la familia, a través de admitir la figura ausente que ronda como fantasma.
[quote]“Yo no quería escribir sobre el padre racionalmente, pero hice un viaje a Real de Catorce y ahí en el desierto hallé la posibilidad. Comencé a escribir sobre tres figuras cabizbajas y luego el funeral de un padre y así fueron saliendo cosas del inconsciente, de mi psique”, comenta en entrevista.[/quote]
Ausencio (Almadía 2018) es una obra que nació de un ejercicio de escritura en la Escuela Mexicana de Escritores, una escisión de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), a través del cual Antonio Vázquez reflexionó, indagó y encontró en el inconsciente, aquellas experiencias de su infancia que se negó a aceptar y le persiguieron por largo tiempo, pero también aquellas que le constituyen como ser humano.
“Es una novela autorreferencial, parte de la exploración de esta la figura que en México usualmente es ausente por diversos motivos, socioeconómicos, emocionales, o porque no se asume la paternidad y se va, dejando vacíos, resentimientos, dolor, tristeza y desequilibrio en la figura materna”, comenta el escritor.
Durante la novela, al narrador, Arturo, le sobrevive el resentimiento contra su padre, su alcoholismo y la culpa por haberlo dejado morir.
Escribir sobre el padre ausente 一cuenta el escritor nacido en Tucson, Arizona, de padres oaxaqueños一 le permitió ubicar la pérdida, pero también le brindó la riqueza de una experiencia creativa que de alguna manera lo reconcilió con su mundo.
La dualidad
En Ausencio, también recupera e integra conocimientos de la mitología mesoamericana, habla de la dualidad como aquello que representa la integración del ser humano, dos fuerzas que, aclara, no tienen que ver con la sexualidad, sino con lo masculino y femenino.
“Muchas veces se confunde esta dualidad con los géneros, pero no tiene que ver, todos tenemos nuestro lado femenino y masculino”, expone.
El autor considera que hay momentos en la historia de la humanidad en la que una de estas fuerzas impera sobre la otra. Y actualmente vivimos en un mundo masculino, en donde la razón es todo y lo demás parece no tener validez, pero esto ocasiona un desequilibrio.
Antonio opina que mucho de los problemas que vivimos actualmente tiene que ver con los desequilibrios, incluso en los feminicidios y las violencias contra las mujeres, que si bien tiene una raíz económica y social, se debe también a una resistencia del hombre por aceptar su lado femenino.
“Todo lo que se reprime sale con violencia o te domina, por eso veo en el arte una manera de liberar estos canales y dar oportunidad a la intuición, a los sueños, a la imaginación de ser parte”, dice el autor y admite que aquello que un día significó una pérdida, un dolor, se convirtió con la escritura de Ausencio en un ejercicio de liberación.
Ausencio se presentó este fin de semana, con la presencia del autor, en Oaxaca Spanish Cooperative, ubicado en el Centro Histórico de esta ciudad.
Antonio Vázquez ha colaborado en revistas como Nervadura, La Hoja de Arena y Frutabomba. Su obra está incluida en las antologías Cartografía de la literatura oaxaqueña actual II (Almadía, 2012) y Después del viento, trece homenajes a Jesús Gardea (Aldea Global, 2015).