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Ética y responsabilidad social fortalecen a jóvenes indígenas: Fondo Guadalupe Musalem

Rocío Flores/Foto: Jorge Luis Plata

OAXACA, Oax. En 25 años el Fondo Guadalupe Musalem ha servido de apoyo en la educación de más de 100 jóvenes indígenas. Su aporte no se limita a lo económico, de acuerdo con el Consejo Directivo de esta asociación, una parte fundamental se halla en los principios éticos y de responsabilidad social que orientan a las becarias en la toma de decisiones.

La presidenta del Consejo, Beatriz Ávila Curiel, indica que esa contribución está en la confianza, la solidaridad, la comunidad, el respeto, la generosidad, que se engloban en la ética y la responsabilidad social.

La beca de dos mil pesos al mes es algo tangible, pero el Fondo les da a las becarias y a las graduadas una guía para tomar decisiones de una manera segura, expone Ávila Curiel, durante la conferencia de prensa en la que se anuncia el inicio de la campaña anual con la que esperan recaudar 2 millones 300 mil pesos, para seguir con esta labor de apoyar en la educación de jóvenes de las distintas regiones de Oaxaca.

“Sin ética no somos reales seres humanos. Con ella se les da la  fortaleza para actuar en la vida”, agrega.

Durante el anuncio, el equipo de esta asociación civil destaca que las becarias año tras año dan muestra de sus avances; como una prueba de esto mencionan a cuatro ex becarias de bachillerato que han sido elegidas en  sus comunidades como autoridades, lo mismo que en años anteriores.

También abren el micrófono a Luz María Mendoza Ramírez, una becaria originaria de la Mixteca baja, que en sus primeras palabras en público expresa su agradecimiento por ser parte del Fondo Guadalupe Musalem.

“Soy originaria de Yucuquími de Ocampo, del municipio de Tezoatlán de Segura y Luna, hablante de la lengua mixteca. Es un orgullo formar parte de este grupo de becarias porque es el resultado de nuestro esfuerzo en el estudio. Estar aquí es un gran avance, aunque sé que debo prepararme para ser mejor ser humano, en mente y actitud, siempre al servicio de la comunidad”.

La joven becaria agrega que lo anterior implica enfrentar los retos con optimismo, constancia y dedicación estableciendo como principio la búsqueda de un desarrollo armónico para la sociedad.

[quote style=»boxed»]“Ser la mejor implica un compromiso con nosotros mismos y con los demás”.[/quote]

También reconocen la aportación de las tutoras y las personas donatarias, pues “son de gran valía para el desarrollo de las jóvenes becarias”.

Sobre las primeras, Rocío Blancas, integrante del Fondo Guadalupe Musalem, expone que ellas «les comparten su tiempo y de esa manera les enseñan las muchas maneras de ser mujer”.

Como parte de las personas donatarias, la empresaria Ermila Fernández expresa que este proyecto no busca  paliativos sino que ha encontrado soluciones estructurales apostando por la educación.

“Hace años que me dedico al negocio de los instrumentos musicales y hace años sé también que las empresas del tamaño que sean, tenemos una responsabilidad paralela a la financiera: es esa aparente burda  labor de hacer que el dinero fluya, la responsabilidad social que nos da otra dimensión y ennoblece nuestra labor… Estas niñas año tras año nos demuestran que este proyecto es un acierto y que este engranaje, entre donante, el Fondo, becarias y sociedad, es sin duda una red virtuosa. Los invito a participar”.

Si desea contribuir puede visitar  la página del Fondo Guadalupe Musalem.