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Los Pueblos del Jaguar: el mítico quetzal

Fotografía: Elí García-Padilla

El quetzal resplandeciente: la serpiente de hermoso plumaje

Hablar del Quetzal resplandeciente (Pharomachrus mocinno) en México es invocar a un ave de hermoso plumaje que fue deificada y que se ha convertido en una especie de ser fantástico y mítico equiparable a la figura de un dragón o a la de un unicornio para las culturas occidentales.

Cuando emprendí mi exploración en la búsqueda de esta ave sagrada, considerada las más bella del continente americano, escuché testimonios de gente en el ámbito urbano en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas en los que aseguran que el quetzal no existe y que solo es un mito producto del imaginario colectivo. Algunos otros tuxtlecos decían que quizá esta ave había existido, pero ahora está extinta.

Lo curioso y sorprendente es que la gente en “ciudad conejo” en Chiapas no estuviera realmente consciente o informada de la presencia de una de las poblaciones científicamente documentadas más importantes en México y el mundo de una de las aves más espectaculares y fascinantes que puedan existir sobre la faz de la Madre Tierra: el mítico quetzal resplandeciente.

Comprendí que si esta especie emplumada tan bella no era conocida por la gran mayoría de la gente, mucho menos lo iba a ser el espacio natural donde este ser habita naturalmente: el Bosque Mesófilo de Montaña (BMM) en “El Triunfo” en la Sierra Madre de Chiapas. El BMM es actualmente el ecosistema más vulnerable y de menor distribución en el país con poco menos del 1% del territorio nacional. Sin embargo, alberga una riqueza florística de alrededor del 12 % (cerca de 3 mil especies) del total nacional y de las cuales el 30% son endémicas.

Lo interesante es que pese el decreto de Área Natural Protegida (ANP) cómo Reserva de la Biósfera (1990) casi nadie de la ciudadanía de Chiapas o México conoce o ha puesto un pie en “El Triunfo”. Sin embargo, particulares poseen un verdadero coto de poder en la zona, lucrando y gestionando recursos millonarios en nombre de la conservación bajo la óptica del capitalismo verde. Pero las comunidades rurales en la zona de influencia, casi todas con vocación agroecológica cafeticultora, siguen tan pobres como siempre. En fin, poder conocer “El Triunfo” en la Sierra Madre de Chiapas es algo verdaderamente elitista ya que tan solo unos 100 turistas, por año,  con mucho poder adquisitivo y casi siempre extranjeros y bird watchers , son los únicos afortunados de conocer la magia de este singular y espectacular bosque nublado, así como de las míticas y enigmáticas especies que en común encuentran ahí hogar y refugio.

Resulta pertinente aclarar que este lugar en realidad existe gracias a la visión, gestión y labor pionera del gran naturalista mexicano Don Miguel Álvarez del Toro (“Don Mat”). Él sería el primero en dar a conocer al mundo occidental, en su obra Así era Chiapas: 42 años de andanzas por montañas, selvas y caminos en el estado (1985), el descubrimiento formal de uno de los lugares con mayor encanto en todo México: “la nubliselva” en “El Triunfo”.

En esta misma obra Don Mat relata su encuentro con algunas de las especies más carismáticas y emblemáticas de la zona como son el pavón (Oreophasis derbianus) y por supuesto el mítico y deificado Quetzal resplandeciente (Pharomachrus mocinno). Respecto al quetzal resplandeciente “Don Mat” escribió estas líneas:

“En tiempo de mí primera visita a la zona (El Triunfo), el claro servía como sitio despejado para los vuelos de cortejo de los quetzales; en las horas de sol, muy pocas por cierto, era todo un espectáculo mirar los machos de quetzal persiguiéndose y cruzando el diáfano cielo en todas direcciones, volando en picada desde las lomas cercanas o desde las orillas del oscuro bosque de altos árboles que rodeaban el claro. Incluso cerca del lugar donde instalamos el campamento, en la margen del arroyo, había un árbol seco de mediana altura, donde los quetzales se detenían para lucir su espléndido plumaje metálico mientras atisbaban la llegada de algún otro macho, advertidos por los gritos que lanzaba el recién llegado tan pronto salía a la luz del claro jamás vi, ni veré, tantos quetzales como los que frecuentaban esa pequeña tala y que me dejaban atónito con tanta belleza, expuesta en todo su esplendor con sus evoluciones aéreas.”

Más tarde, gracias a su siempre aguda visión y verdadera labor conservacionista logró promover el decreto que permitió la protección efectiva, al menos en el papel, de este singular y biodiverso espacio natural. Garantizando así que uno de los lugares más interesantes y rebosantes de vida, conjuntamente con todos sus servicios ambientales, pasaran a ser patrimonio de todos los seres humanos, los mexicanos y chiapanecos. La relevancia de toda esta labor ha permitido que el ave más hermosa de México y quizá de todo el mundo, el quetzal resplandeciente y su hábitat natural en Chiapas aún existan.

La búsqueda personal del Quetzal resplandeciente está vinculada con la figura mítica de Quetzalcóatl, también conocido como “La serpiente de hermoso plumaje”.

Una vez que se tiene el privilegio de observar a un macho adulto de esta especie en vuelo, se puede entender con toda certeza y claridad el  motivo por el cual esta ha sido deificada por los antiguos pueblos originarios mesoamericanos, pero el también por qué ésta ha sido adoptada como una suerte de serpiente con plumas. Su cauda o cola de hasta un metro de longitud total en los machos adultos, más un vuelo ondulante, remiten sin duda alguna a una serpiente voladora.

Un relato de la memoria de los pueblos prehispánicos habla sobre el quetzal, dice que el macho habita en las cañadas y cuando éste deja caer sus largas plumas se convierten en serpientes. Más tarde pude relacionar que estas serpientes podrían ser las nauyacas de árbol o güisnayeras (Bothriechis bicolor) que sin duda, son verdaderas joyas vivientes, quizá las serpientes más hermosas en todo México. No podría ser distinto. El ave y la serpiente más hermosa coexisten en el tipo de bosque más extraordinario en todo el mundo: “El Triunfo”.

Las plumas del quetzal fueron consideradas más valiosas que el oro en el México prehispánico y eran símbolo de la realeza ya que solo los más grandes e importantes jerarcas del México antiguo podían hacer uso de las mismas, como es el caso del ya mítico penacho de Moctecuhzoma.

Se sabe que una de las razones por las cuales los mexicas conquistaron territorios mayas, pasando por el Istmo de Tehuantepec, es precisamente porque estos estaban en búsqueda de tributos con base en cacao (moneda de ese tiempo), pieles de jaguares, jade y plumas preciosas. Se conoce también que los primeros pobladores de Mesoamérica tenían singular respeto por esta especie de ave, tanto así que solo tomaban las plumas sin matarla y quien se atrevía a dañar o aniquilar a un quetzal era castigado con pena de muerte.

Por eso, es una verdadera pena saber que a pesar  del decreto de ANP todo este paraíso neotropical conocido como “El Triunfo” está en grave peligro de desaparecer por causa de la minería a cielo abierto. Al 2015 se documentaron un total de 1,609 concesiones mineras dentro de los polígonos de las ANP´s por decreto. De donde surge la pregunta: ¿ANP´s para qué o para quiénes?…

Cuando logré observar al Quetzal resplandeciente en su máximo esplendor en “El Triunfo” y capturar  algunas imágenes decidí que tenía que ir la mítica región de Los Chimalapas, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, la más diversa biológicamente ubicada a su vez en el estado más biodiverso de México.

Este caminar es,  ha sido y será la búsqueda de las tres especies mejor representadas en la cosmovisión mesoamericana entre “Los Pueblos del Jaguar”: la Serpiente, el Jaguar de luz y el mítico Quetzal resplandeciente: una serpiente emplumada.

¡Larga vida a la serpiente, al jaguar y al quetzal! ¡larga vida a los pueblos del jaguar!