Fotografías: Carmen Pacheco y Carlos Solís
Durante generaciones y generaciones miles de mujeres fueron desterradas del espacio público, confinadas al ámbito de lo privado, a la familia, en un escenario que se fue estableciendo como un sistema de mandato y obediencia respecto a la visión de los varones.
Lo doméstico, la familia o lo privado se fue construyendo como un espacio caracterizado por la imposición de estereotipos, de violencia y con un impacto de desigualdad en lo social. A las mujeres se les limitó la acción en un mundo que se supone compartido, donde todos, todas dependemos de todos, se invisibilizó y se minimizó su labor. El mundo como espacio público y de participación política se fue «deshabitando» de mujeres.
A pesar de eso, sus voces siguen vivas en los pueblos, en las ciudades. No necesitamos darles voz, siempre la han tenido, solo que han sido invisibilizadas, silenciadas. Las mujeres están en los espacios públicos, en las asambleas, en los espacios laborales, en la política que se refiere al diálogo y el consenso, aunque tal vez con un triple esfuerzo son parte de la actualidad y hacen política desde sus espacios, una política que no se refiere exclusivamente a aquello que tiene que ver con el Estado o con los asuntos de un grupo partidista.
Hacemos política al actuar en un lugar donde es posible entablar un diálogo, donde se discute y se decide, es decir, donde se ve a la persona (hombres y mujeres) como ser que actúa, que obra y tiene la facultad para producir un efecto.
En esta otra posibilidad de la política que se basa en la diversidad de pensamientos, en la palabra y la acción como maneras de distinguirse, de rebelarse, de deliberar, elegir y decidir vemos a las mujeres (y hombres) . También desde ahí nos ubicamos en el periodismo y la comunicación, desde la interacción. Somos reporteras, reporteros, sumamos fuerzas y capacidades para concertar con los demás y actuar de acuerdo con las otras (y con los otros) en beneficio común, no de la individualidad.
Consideramos que estamos transitando un momento histórico, donde las mujeres juegan un papel destacado al visibilizar la más apremiante demanda: el derecho a vivir, a transitar la vida con dignidad. Hay necesidad de voltear la mirada a las problemáticas torales que nos plantean.
Por ello, buscamos recuperar todas las historias posibles, que son las tuyas, las nuestras, porque somos una unidad indivisible, social, colectiva. Somos un equipo de mujeres y hombres que vemos a todas, todos por igual, sabemos que como seres humanos no nos bastamos solas, ni ellos se bastan solos, nuestra existencia depende de la interrelación de todos los seres, por eso el cuidado de ésta, nos debe reunir a todas, a todos.
Deseamos seguir mirando y retratando a todos los personajes que somos, sus luchas, sus logros y desaciertos, las labores por la defensa de sus derechos, de la tierra y el medio ambiente. Mostrar la relación que establecemos con el mundo, con el agua, los bosques, la ciudad y sus desigualdades sociales. Nuestra labor es trabajar en la vida pública por la libertad de expresión, seguir escribiendo sus historias e ir construyendo en colectivo el periodismo que necesitamos.