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Compositor oaxaqueño denuncia plagio musical de banda michoacana

«Es una devaluación de los valores que entre músicos y artistas debemos evitar”, responde

El plagio es una devaluación cívica y  ética de los valores que debemos tener como bandera los creadores o quienes nos dedicamos a la música, responde el compositor y director del Instituto Intercultural Calmécac (ICC), Nathanael Lorenzo Hernández después de denunciar públicamente a la Banda «La Tambora Grande Anillo de Oro» por apropiarse de su obra Ritual #1.

En entrevista el músico relata que supo el presunto plagio gracias a las amistades que tiene en otros estados del país, quienes le hicieron llegar el video donde esta banda interpreta el Ritual #1, una de las obras que resguarda el Calmécac.

La pieza presuntamente plagiada fue difundida desde la cuenta de Facebook de la Banda Anillo de Oro, originaria de  la comunidad de Ahuiran, municipio de Paracho, Michoacán, como parte de un “Mix de música purhépecha”.

Esa no me la esperaba es el título con el que la banda promociona la pieza  cuya  autoría atribuye a Pancho Ramos. “Pero la pieza fue creada desde hace diez años e interpretada por distintos músicos, primero por los mismos alumnos del Cálmecac y con el tiempo por grandes concertistas como la flautista Yadira Guevara, el trompetista Héctor Tomás, y apenas el 18 de diciembre de 2021 por el saxofonista Filomeno Ortiz, detalla el autor.

El músico originario de Nejapa de Madero explica que la escribió  con el objetivo de explorar la técnica digitación, o el adiestramiento de las manos en la ejecución musical con ciertos instrumentos.

Más allá del plagio, por el cual prepara acciones legales, el artista destaca que el extractivismo y autoextractivismo sobre lo cultural es un tema sobre el cual se debe reflexionar. «Este plagio se suma a una serie de denuncias en nuestro estado, es lamentable que con la llegada de los celulares y otros aparatos electrónicos, por ejemplo, haya músicos que venden arreglos que nunca hicieron”, comenta.

En el contexto oaxaqueño, dice, se sabe que pueden compartir algunas obras, otras quizá no y por eso le han llegado a considerar egoísta. «Pero es importante reconocer lo que conlleva estrenar una pieza, tenemos que invertir, trabajar los alumnos y alumnas, pagar el costo del estudio, el traslado de los músicos, la edición del disco, etc, para que de pronto una banda que cobra unos 30 mil por cuatro horas llegue y diga “no es pa tanto, no sabíamos quién era el autor, es un arreglo propio y representa nuestra identidad»

En el Calmécac si tocan una pieza que no es de nuestra autoría se les pregunta cómo llegó, quién se las dio, no se los prohibimos, pero es importante que sepan que tiene un  origen que hay que respetar, finaliza.