A propósito de la exposición Oceanía, arte ritual de Nueva Guinea, el antropólogo René Bustamante nos cuenta sobre la segunda isla más grande del planeta, el origen de su nombre, su diversidad lingüística y cultural, que, adelanta, es gigantesca, y también sobre cómo, igual que muchos pueblos originarios en el mundo, incluyendo los de Oaxaca, Nueva Guinea vive el despojo de sus territorios.
De forma arbitraria se le llamó Nueva Guinea, de nuevo, los colonizadores y exploradores europeos impusieron sus nombres, le llamaron así porque esta gente portuguesa venía de Guinea de África, vieron el color de la piel de la gente y automáticamente le pusieron el nombre, cuenta el coleccionista, quien viajó durante varios años a esa gran isla en la década de los noventa.
Nueva Guinea es un espacio enorme, un lugar accidentado geográficamente, de origen volcánico. La isla está dividida en dos segmentos, uno pertenece o está manejado políticamente por Indonesia y el otro es “independiente”. El antropólogo aclara que llamarlo independiente es solo un decir, porque como en el resto del planeta, Europa, compañías trasnacionales y grupos religiosos se dividen el territorio y se pelean por las armas, por los productos naturales. La isla ha sido una especie de botín para Europa, dice terminante.
Actualmente, en Nueva Guinea hay un problema por la deforestación gigantesca. Si vemos fotos de 25 años atrás, podemos comprobar que era un país rodeado de miles de islas pequeñas, con una densidad de fauna y flora extraordinarias, endémicas. Pero si es por vuelo o por lancha podemos darnos cuenta que casi cada isla tiene su propia personalidad y esa personalidad la da la gente, su cultura. También hay muchas islas deshabitadas; la flora es muy parecida, pero existen cosas diferentes entre una y otra.
Las islas que están habitadas han compartido muchos aspectos culturales y similitudes, ciertas formas de organización social, pero aun así cada comunidad o cada grupo mantiene un perfil único, diferente del otro.
Como en toda congregación humana, apunta el antropólogo, existen conflictos y a pesar de ellos siguen compartiendo. Hay momentos en la historia donde la gente se unifica para lograr ciertas cosas. Por ejemplo, en los últimos 20 años ha habido luchas muy fuertes contra compañías mineras, pues en toda Nueva Guinea y Nueva Irlanda, que está más hacia el este, hay grandes yacimientos de oro, piedras preciosas, etcétera. Nuevamente, como en la época colonial, las compañías europeas y de Estados Unidos se dividen el territorio y se dedican a extraer.
Por fortuna, dice, a pesar que Estados Unidos y Europa son los colonizadores, tienen un desconocimiento increíble sobre los espacios físicos, saben que tienen colonias, pero no saben dónde están.