Fotografía: Elí García-Padilla
La diversidad de seres vivos en Oaxaca es la más destacada a nivel nacional. En el caso particular de los anfibios, es decir, ranas, sapos, salamandras y cecilias, existen documentadas al presente un total de 158 especies.
Son ranas y sapos 109, hay 47 especies de salamandras y dos de cecilias, de las cuales, un total de 61, esto es, 45 %, son endémicas o exclusivas de esta entidad federativa.
Entre las 12 regiones florístico-faunísticas, las tres más importantes por sus altas tasas de diversidad específica y de endemismo, son la Sierra Madre de Oaxaca (Sierra Norte/ Sierra de Juárez), con 62 especies, la Sierra Madre de Chiapas (Chimalapas), con 44, y la Sierra Madre del Sur, con 43. Esto resalta la relevancia y prioridad en materia de conservación de estas regiones fisiográficas.
Del gran total de 158 especies de anfibios que habitan en Oaxaca, una importante proporción se encuentra en un estado de conservación alarmantemente grave. De acuerdo con el Índice de Vulnerabilidad Ambiental, 83 especies (52.5 %) se encuentran en la categoría de más alta de vulnerabilidad, 43 (27.2 %) se ubican dentro de la categoría de vulnerabilidad media y solamente 32 (20.2 %) están en la categoría de baja vulnerabilidad.
El panorama de conservación a corto, mediano y largo plazo de este fascinante grupo de seres vivos es desolador. Autores como Lips y Mendelson (2008) han apuntado: “Estamos enfrentando la extinción sincrónica de una proporción de un grupo entero de vertebrados, y proponemos que no es correcto más hablar de “declive global de los anfibios”, sino más apropiadamente, de “la extinción global de los anfibios”.
Las principales causas documentadas del declive de los anfibios a escala global son las siguientes:
1.-La pérdida del hábitat natural por causas antropogénicas, por ejemplo, cambio de uso de suelo.
2.- El uso irracional del agua de la cual dependen la gran mayoría de las especies para completar sus ciclos de vida.
3.-El fuego (incendios forestales), que acaban no solo con su hábitat, sino además, con poblaciones de especies, especialmente las arbóreas y aquellas de desarrollo directo que cumplen su ciclo de vida en el suelo.
4.-El cambio climático global que aumenta la temperatura del planeta a un nivel alarmante.
5.-La chytridiomycosis (hongo patógeno), que es una enfermedad considerada como la pandemia de los anfibios.
Adicionalmente, más recientemente se ha documentado que el uso de agroquímicos como pesticidas y herbicidas (glifosato), tienen una alta tasa de incidencia en la mortandad directa e indirecta entre estos fascinantes y aún incomprendidos seres vivos.
Los anfibios son considerados como centinelas ambientales, dado que son bioindicadores de la salud ambiental del agua y el aire. Su presencia en un lugar determinado, no solo en término de su abundancia, sino también de su diversidad, es clave para entender el estado de calidad o salud ambiental a nivel ecosistémico.
Hacemos un llamado a las autoridades ambientales de Oaxaca para la creación de las condiciones reales que garanticen el conocimiento a cabalidad, así como la conservación a perpetuidad de estos animales. Siempre teniendo en cuenta que de la supervivencia de otros seres vivos con que compartimos este momento sobre la Madre Tierra, depende también la continuidad de nuestra propia especie.
Como dice Chan K´in, viejo sabio de la selva Lacandona: “Todos los seres vivientes estamos interrelacionados y amarrados de la misma raíz”.