Fotografía: Mario Cruz
La comunidad de Cuicatlán y el Gobierno del estado de Oaxaca recibieron este martes el certificado de inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial como Bien Mixto del Patrimonio Mundial Valle de Tehuacán-Cuicatlán: hábitat originario de Mesoamérica, localizado en los estados de Oaxaca y Puebla.
Ubicado en la región de la Cañada, a una distancia de 123 kilómetros de distancia de la capital del estado, el Valle de Cuicatlán es considerado una de las zonas áridas y semiáridas con mayor diversidad biológica de América del Norte y es uno de los principales centros de diversificación de cactáceas, una familia botánica en serio peligro de extinción en todo el mundo.
El sitio alberga los bosques de cactáceas columnares (Pachycereus pringlei) más densos del país y del planeta (según la Unesco), los cuales conviven con magueyes, yucas y encinos.
La presencia de estos cactus, icónicos en el mundo, y todas las demás especies vegetales, muchas de ellas endémicas, son hogar también de hasta 49 especies diferentes de murciélagos, cinco de los felinos que se distribuyen en México, de la guacamaya verde y de diversos peces, anfibios y aves que representan un bien natural de gran valor para los habitantes de esa región chocho mixteca.
Los vestigios arqueológicos que ahí se encuentran revelan, según especialistas, un proceso de evolución técnica que refleja la domesticación de plantas vegetales, en particular del maíz, base de la alimentación de casi todos los pueblos originarios del país, “germen de la vida” de toda Mesoamérica.
Por toda esta riqueza natural, fue declarada oficialmente como Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán en 1998. Una porción de la reserva de aproximadamente 145 mil, 255 hectáreas recibió la designación como Bien Mixto de la Unesco en el año 2018. Sin embargo la entrega del certificado oficial y la develación de la placa fue aplazada, entre otras razones, por la pandemia de covid-19 que paralizó las actividades presenciales.
Este martes 26 de julio, en la entrega oficial, el coordinador de los Sectores de Cultura y Ciencia de la Unesco, Carlos Tejada, expuso que entre 1987 y 1993 la Unesco realizó un estudió de los diferentes tipos de bienes inscritos en la Lista Mundial y su localización.
Este estudio sirvió para detectar un desequilibrio entre las diferentes categorías patrimoniales, así como su reparto geográfico, la cual evidenció una gran concentración en algunas áreas, en detrimento de otras.
De los 410 bienes que estaban inscritos en 1993, 304 eran bienes culturales, apenas 90 eran naturales y solo había 16 mixtos. Además, la gran mayoría estaban situadas particularmente en Europa.
Ante esta situación, la Unesco lanzó la denominada estrategia global, cuyo objetivo era conseguir que la lista fuera más equilibrada, representativa y que además, reflejará la diversidad cultural y natural del mundo.
Se crearon nuevas categorías de sitio de Patrimonio Mundial, tales como los paisajes culturales y naturales, como la reserva de Cuicatlán.
Medio ambiente y cultura
La denominación como Bien Mixto, planteada por esa estrategia global, se esfuerza por reconocer los sitios que son demostraciones sobresalientes de la convivencia humana con la tierra, según la Unesco.
También reconoce las interacciones culturales, la espiritualidad y la expresión creativa. La convención de Patrimonio Mundial vincula la conservación de la naturaleza y la cultura, pero también establece una división entre ambos, aunque cada vez más sabemos que esta división es imposible, pues la conservación de estas áreas naturales de gran valor depende de la relación indisociable entre la cultura de los pueblos originarios que habitan la zona y el cuidado de la naturaleza.
Por ello, para la Unesco,es uno de los grandes desafíos en la conservación del patrimonio resolver esta separación y hacer viable la gestión de lo biocultural, reconoció Carlos Tejada.
“Sin lugar a dudas ha llegado el momento de disolver la brecha y las fronteras entre la diversidad cultural y biológica”.
Carlos Tejada
El programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente estima que desaparecen cada día entre 150 y 200 especies, haciendo una analogía se podría decir que se estima que se extingue una lengua cada dos semanas.
“Si la diversidad lingüística toma como indicador de la diversidad cultural dichas pérdidas junto con la degradación de la biodiversidad, no solo se encuentran entre los retos globales urgentes de nuestro tiempo, sino que pueden considerarse fenómenos interconectados”.
El Valle de Tehuacán-Cuicatlán inscrito en la denominación de la Unesco, es un ejemplo de esa interrelación indisociable. Además, presenta un sistema de gestión del agua: acueductos, canales, presas que son las más antiguas del continente y permitieron la sedentarización de las comunidades que vivieron de la agricultura.
Los pueblos de esta región saben del valor natural. Rafael Juárez Lara, representante del pueblo comunitario chocho mixteco, definió este sitio como la herencia de sus ancestros.
“Sabemos que este territorio fue escenario desde hace miles de años donde se inició uno de los procesos más sorprendentes de la historia de la humanidad, la domesticación de especies silvestres y el manejo del agua para el riego agrícola.
«El conocimiento surgió de la paciente observación de nuestras abuelas y abuelos y gracias al trabajo que realizaron a lo largo de muchos años. Cada generación hemos ido aportando una parte al conocimiento que se nos acaba, la agricultura, la cultura de la tierra es la gran herencia que nos dejaron, quienes nos antecedieron y es la herencia que dejaremos a quienes vienen después de nosotros”, dijo.
Antes de la develación de la placa, el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, destacó el privilegio de colocar una nueva placa para sitios declarados Patrimonio Mundial de la Unesco en nuestro estado, ya que, dijo, “son reflejo del mosaico natural y cultural de nuestra tierra, considerada como la esencia espiritual de México».
La secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, María Luisa Albores González, quien estuvo acompañada por el titular de la Conanp, Adán Peña Fuentes, señaló que este reconocimiento representa para las instituciones y autoridades una gran responsabilidad de proteger la biodiversidad de este espacio pero, sobre todo, para que los habitantes de esta región, guardianes de este territorio, vivan bien y con dignidad.
Reiteró el apoyo de la dependencia que encabeza a los estados de Oaxaca y Puebla para trabajar juntos para poner en el centro a las personas, las familias y las comunidades.
Las autoridades comunales de las distintas localidades que integran la reserva esperan que esto sea una realidad, pues a lo largo de los años ellos han sido los principales guardianes del bien natural. “Aunque actualmente no contamos con un apoyo de los gobiernos, nosotros hacemos los recorridos a pie, cada 15 días o una vez al mes para protegerlo, recorremos los límites, cuidamos que no maten animales, que no talen la madera y que la gente que ahí llega no se lleve los arbustos”, contó el secretario del comisariado de Santa Catarina Tlaxila, quien recordó que durante muchos años han realizado brigadas de vigilancia comunitaria para proteger la biodiversidad.