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Más mujeres en el arte y habitar el territorio, los lemas de Alejandra Canseco Alhil

Casi 15 años después de haber iniciado en el arte, Alejandra Canseco Alhil  decidió abrir su taller en la colonia Centro con la premisa de que es importante habitar el territorio que como oaxaqueñas  y oaxaqueños hemos construido a lo largo de generaciones y hacerlo antes de que todo el movimiento de gentrificación se vuelva más fuerte.

Desde ese pequeño espacio al que llamó Alalimón Laboratorio de Arte, el cual expresa de algún modo su espíritu de colaboración, Alejandra observa que es necesario tratar de abrir otros horizontes con el propio discurso de la obra, más allá de que sea atractivo o no  para  los turistas. Es necesario que tenga otros ecos, indica.

 “La intención es que algo le resuene a quien lo visite o al menos pueda proyectar cierto sentir con mi obra y el lugar que ahora ocupo”,  dice, dándonos la bienvenida al taller.

Es un día caluroso de otoño, el espacio es armonioso, circula un aire suave por el pasillo de enfrente donde tiene dispuesta una mesa para quienes deciden por la creatividad y la libertad, dos cualidades que asocia a la gráfica.

Sobre la pared  hay piezas de distintos periodos y diferentes técnicas que exhibe y pone a la venta. Una prensa, gubias, rodillos y tintas ocupan el fondo; al frente y en pequeñas repisas de madera, obras gráficas nos muestran el quehacer de esta artista que ha concentrado su mirada en las mujeres, las raíces, la identidad, el tema ambiental, la comunidad y las resistencias.

Antes de ocupar este espacio, hace más o menos una década, Alejandra pintó murales e impartió talleres en sectores marginados en la Ciudad de México. Luego regresó y empezó un proyecto  de pintura mural y una serie de videos que llamó Cartografía M,  Mujeres en las artes gráficas  de Oaxaca, con el interés de mostrar dónde están situadas y cuáles son las dificultades a las que se enfrentan en el campo del arte.

Alejandra observa que a pesar de que ahora hay más acceso para las mujeres a estudios profesionales, falta darles visibilidad. Por eso uno de los lemas que guían el laboratorio es “Más mujeres en las artes”.

“Todavía hay una disparidad, falta visibilidad, no hay tantas mujeres exponiendo, ni en los talleres, comenta la artista”, quien considera que poner el acento en el trabajo de ellas es importante en estos tiempos, por ello, en Alalimón ofrece talleres con grupos específicos para mujeres, aunque también hay mixtos y de iniciación en la gráfica.

Reconectar con la naturaleza

Cada uno de los temas que aborda Alhil es vinculante en su obra. En el grabado, por ejemplo, la artista proyecta su preocupación por la naturaleza animal y los temas ambientales y lo hace desde una perspectiva de género.

Alhil considera que en las mujeres existe un vínculo genuino con la naturaleza y el cuidado a la vida. En su caso, cuenta, siempre ha existido  interés por lo social y lo comunitario, y en ese camino  encuentra el tema ambiental. “No se puede dejar de lado el enfoque hacia la tierra, hacia la vida”, enfatiza la artista.

Para ella la pandemia que vivimos durante casi dos años significó una respuesta de la naturaleza, porque no respetamos lo central, lo fundamental en la vida. De ahí que considere vital reconectarnos con estos temas.

Lo comunitario alimenta

Aunque al principio Alejandra pensaba que su trabajo era más libre, con el tiempo se fue dando cuenta que existía una representación de las mujeres, pero que había que mirarlas en los distintos ámbitos, no solo en el arte, así que con el tiempo enfocó su atención en la revalorización del papel de las mujeres en lo comunitario.

Ahí, en las comunidades, Alejandra aprendió que lo comunitario alimenta. “De alguna manera te empapa de la realidad, de las experiencias de las personas, de los paisajes, es un aprendizaje , un intercambio de ida y vuelta”.

Todos sabemos que la vida se frenó durante un tiempo y que quizá la pandemia obligó a algunas personas  a reflexionar sobre temas que antes no veía. En el caso de Alejandra, “el síntoma de la pandemia”, como ella le llama, la obligó a mirar hacia adentro y a producir obra.

“Ese tiempo me abrió caminos de autoconocimiento y la posibilidad de volver a ver el entorno, como lo qué está pasando con el calentamiento global. También me concentré en producir obra porque me di cuenta de que había que encontrar un balance entre lo comunitario y mi trabajo personal”, cuenta Alejandra.

También le surgió la idea de ubicar un espacio que estuviera abierto al público y hacerlo antes de que la gentrificación se vuelviera más fuerte. Así nació este lugar que representó un esfuerzo personal.

“Podemos también ocupar los espacios, al final nosotros somos de aquí”, dice consciente del desplazamiento que va dejando la gentrificación y que su decisión de instalar el taller cercano al centro es un reto y representa riesgos:  primero, dice,  porque  Oaxaca es un semillero de artistas y en la ciudad  hay muchos talleres, por lo que es necesaria “la marca” de identidad para saber bien hacia dónde direccionar el trabajo.

En segundo lugar porque reconoce que el capitalismo se lo come todo, lo absorve y lo termina devorando, utiliza a su favor la lucha de la identidad indígena, el movimiento feminista de mujeres, la lucha LGBTTTQ+  y todo lo que va significando resistencia, pero también confía en que dentro de todo eso hay una lucha legitima y que con el arte pasa lo mismo.

“Por un lado puede haber una exigencia del capitalismo de  producir, entre más produzcas eres mejor o eres más chida. Pero hay dos cosas: una es la disciplina del creador, y la otra es la creatividad  y la inspiración que te tienen que encontrar trabajando. Si no, no sucede. Nada es por arte de magia”, añade.

La artista ve necesario diferenciar los procesos creativos. Quizá algunos se ponen cronómetro para producir, o su trabajo gráfico es más comercial para salir del paso, pero hay otros que tienen una necesidad vital de trabajar y reflexionar sobre sus temas, abunda, todo es válido, solo hay que saber que queremos expresar.

“Yo trabajo los temas que a mí me resuenan, que siempre están ahí. No he cambiado. Pienso que si haces lo que sientes vas a conectar con otras personas a las que puede gustarles tu obra.Tiene que haber una producción en la que no, en aras de vender, dejes de ser tú, en la que no te traiciones a ti misma,”, dice Alejandra, quien  muestra en su quehacer una marca que deviene de su historia de vida y su participación en cuestiones sociales que las sociedades modernas y la globalización han ido dejando al margen.

Tal vez por eso no es tan extraño que Alejandra haya instalado Alalimón Laboratorio de Arte a unas cuantas calles de la zona más gentrificada  de la capital, donde como consecuencia lógica de este fenómeno, ya se ha encarecido la renta, la comida, los servicios, casi todo. Pero donde, a pesar de eso, casi  como resistencia, se aloja también un espacio para revitalizar la cultura, para sentir el aire de otoño sin prisa, aprender la libertad en la gráfica y hacer posible un estar legítimo en este lugar que habitamos.

Por cierto… Alalimón Laboratorio de Arte esta ubicado en la calle de Libres No. 800 en la colonia Centro y se inaugura el próximo 28 de Octubre a las 18:30 hrs.