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El escritor, narrador y poeta Manuel Matus Manzo abrió el pasado fin de semana las puertas de un centro cultural comunitario en Ixhuatán, al que nombró Casa Yaza.
A la entrada, un árbol de Guiechachi con una altura superior a los 70 cm da la bienvenida a esa propiedad que el escritor compró, después de jubilarse como profesor universitario, y la transformó para que la gente de su pueblo la haga suya.
Sus amigos Jorge Magariño y Jorge Pech, quienes le acompañaron en la inauguración, aún recuerdan que era una casa derruida y abandonada que Matus transformó en una casa comunitaria dedicada a la palabra, a los libros y al arte.
El edificio combina a la perfección la arquitectura regional con elementos modernos que le dan funcionalidad, dice el poeta chiapaneco Víctor García:
«Como si fuera una hoja de maíz limpia, amplia y ventilada, Yaza está disponible para que los lectores y escritores inicien sus aventuras»
Víctor García, poeta.
Además, como un hogar de la palabra diidxazá (zapoteco), Casa Yaza tiene en sus pasillos dos hamacas que las personas pueden ocupar cuando el calor del día arrecia, ya sea para reposar, o para leer en su vaivén. También dos enormes bancas hechas de madera de huanacastle de la región.
“Es un ecosistema que invita a habitarlo permanentemente y que sin duda será un detonador para el progreso humanístico de Ixhuatán”, añade el poeta y también profesor universitario Vìctor García.
Casa Yaza convoca a imaginar y a crear, tiene una sala de lectura, una de exposiciones, un taller de grabado y un enorme patio, por donde se asoman enormes nubes al atardecer.
En ese patio se reunieron familiares, vecinos, amigas, amigos e invitados en general a la inauguración. Fue el viernes, se escuchaba el jazz. La gente se acomodaba en las sillas y miraban con curiosidad el movimiento en las salas y en la mesa del presidium. El lugar destilaba poesía y mezcal.
La historia de este proyecto es importante, según el escritor Vìctor Armando Cruz Chàvez, porque Manuel Matus es un actor que está generando un gran movimiento cultural en Ixhuatán.
“Líderes como él son necesarios para generar enlaces, estrategias y condiciones para abrir más ventanas a la cultura, a través de la lectura, promoción de las identidades y de las artes plásticas”, resume.
Vìctor García destaca que Casa Yaza nace de la pasión de Manuel Matus por la lectura y la escritura, pero recoge y expresa el anhelo de muchos artistas e intelectuales que confían en que los proyectos autogestivos son la mejor manera de promover la lectura en nuestro país.
El maestro Manuel Matus quiso abrir este lugar, quizá para salvaguardar la información y saberes comunitarios, pero también para hacer que la literatura, la poesía y el arte sean para la población lo que fueron para él. El texto de sala de la primera exposiciòn de Casa Yaza parece resumir el pensamiento del fundador:
“Abrimos esta exposición para ser vista por todos, quien sepa leer o no, hombre o mujer, niños, campesinos o pescadores. ¿Quién eres para que no te diga algo?
Siempre hay algo por decir, por descubrir, por reír o ponerse contentos del alma. Bienvenidos, siempre”
Manuel Matus Manzo. San Francisco Ixhuatán, 1949