La literatura suele tener un tufo de elitismo y burguesía, que deriva en un juego de burgueses publicándose entre ellos, reseñando para ellos y dándose premios entre ellos, según el escritor y editor Kurt Hackbarth, también promotor del Tianguis Literario Autónomo y Popular que se realizó este fin de semana en la ciudad de Oaxaca como un acto de resistencia, para reivindicar o reclamar el espacio público y mostrar la diversidad de expresiones literarias que existen en el estado.
Evidentemente en un estado y país tan desigual como Oaxaca y México, la situación no es distinta, la literatura y las iniciativas editoriales independientes generalmente han estado al margen de la participación del ámbito literario y de los beneficios del Estado — el cual concentra su apoyo en una empresa privada—, pero es justo esa circunstancia que detonó en el potencial de los grupos autónomos para proyectar un tianguis, un lugar de encuentro para mostrar que el catálogo de escritores en Oaxaca es mucho más amplio que la oferta de una línea editorial que obedece a un discurso imperante o que está “de modita”.
Esas iniciativas independientes, con el tiempo y cada una por su lado, han abierto en Oaxaca la posibilidad de hacer libros con mayor facilidad gracias a las tecnologías, aunque aún enfrentan un problema: la promoción de sus autores, la difusión de sus títulos y la organización de ferias o encuentros literarios, todo se hace con el poder del capital.
Por eso este tianguis sui generis es de resistencia, una manera de buscar otros caminos para la promoción y la venta, porque los caminos del mundo editorial y cultural por décadas han estado cooptados por quienes procuran mantener el establishment.
“No tuvimos de otra y porque ustedes tampoco la tienen contra cualquier cosa que los oprima, ignore, explote y encima presuma que nos representa”, dijo durante un conversatorio Rodrigo Islas Brito, un reportero, facebookero, cantante, guionista y ahora escritor, quien durante la pandemia perdió sus empleos, pero vio en la escritura una posibilidad de sobrevivir y ahora también convocó y participó en el tianguis como uno de los integrantes del comité organizador.
El tianguis convocó también a una serie de conversatorios pensados como un semillero del pensamiento crítico, tan necesario en tiempos de violencia, impunidad, apropiación cultural y gentrificación.
Durante todo el día la gente llegó a la Plazuela del Carmen Alto, no solo para comprar libros, también para participar de estas charlas; micrófono abierto al público y las personas participantes, escritoras, escritores, editores, poetas, periodistas, promotores de la cultura y defensoras de mujeres conversaron de temas como la vigencia del pensamiento de Ricardo Flores Magón, sobre la posibilidad de otro paradigma editorial, las novedades editoriales, reflexionaron sobre el espacio público, las violencias contra las mujeres, la impunidad, la discriminación a los pueblos indígenas, la importancia del periodismo independiente y los retos que este enfrenta.
Destacó la participación de jóvenes de la editorial Ocho Trueno con un pensamiento reflexivo, crítico y propositivo, ocupados en retomar y compartir los principios asamblearios de los pueblos indígenas de este estado pluricultural.
Dos potentes mujeres, Las hijas de Gaia, también alzaron la voz a ritmo de rap y más tarde otras dos voces jóvenes, la reportera independiente Paola Flores y Caro Ocampo, la representante de la editorial Autogeztiva, hablaron del incremento de inversiones privadas y extranjeras para hostales o Airbnb promovidas por el mismo Estado, inversiones que han irrumpido en nuestros modos de vida y que ofertan las manifestaciones culturales como mercancía. Hablamos de Oaxaca como una marca que oferta el mezcal al mundo sin medida, generando graves consecuencias ambientales, despojo cultural y de los territorios.
El Primer Tianguis Literario Autónomo y Popular quiso romper con esa demanda en la que todos van comprando la moda y si no estás ahí o no entras al “tren del mame”, nadie te ve, nadie te compra.
David Aramburu lo resumió de una manera muy franca:
“Quisimos decirle a la gente que este es el catálogo de nuestras librerías y editoriales, y con corazón y mente guiarlos, decirles mira mi novela habla de esto, aquí tengo dos libros, etcétera. La gente puede decidir, pero “robar” los medios de comunicación para una onda política es robarle la libertad de elección, de pensamiento”.
Con el tianguis se quiso compartir, intercambiar ideas, además de stickers, pero sobre todo mostrar que más allá del discurso dominante hay una diversidad de expresiones oaxaqueñas, narrativas, poéticas, artísticas, otras opciones para que la gente decida libremente.
No hubo cumbias, pero el son jarocho cerró la noche; tampoco contamos a los asistentes, pero en unas cuantas horas este tianguis logró convocar a mucho más de los tres o cinco asistentes que tuvieron algunas de las presentaciones de la Feria Internacional del Libro (FILO) en su última edición. La gente se reunió de manera natural, compró lo que estaba a su alcance, participó en temas y problemas que forman parte de su cotidiano, sin contar las ventas, al final el tianguis parece haber cumplido con su cometido: recuperar el espacio público buscando romper con un modelo editorial.