Murió el periodista Juan Manuel López Alegría El Yaguer

El periodista Juan Manuel Alegría falleció este martes por la noche de un infarto. Familiares cercanos confirmaron esta noticia hace un par de horas. No quiso un funeral, su cuerpo estaba siendo cremado en el momento que escribía recordándolo con muchísimo cariño.

Se que todas las personas tenemos una imagen luminosa y una oscuridad en nuestro ser. De Alegría solo recuerdo esa luz que vertía siempre sobre el periodismo para que los reporteros y reporteras de Oaxaca pudiéramos caminar en un terreno menos inseguro.

Lo conocí en el año 2017, un día comenzamos a conversar a través del buzón de Facebook y prometió regalarme unas revistas. La tarde que nos conocimos personalmente me dijo, ¿por qué eres periodista?

Yo comencé a explicarle que creía que era mi razón de ser; después de unos minutos me interrumpió ¿puedes quitarte los lentes?, quiero mirar bien tus ojos, me dijo. Sonreí y me los quité.

Tú si eres periodista me dijo. Sus palabras para mí fueron un halago. Las siguientes dos horas hablamos de periodismo y reímos hasta las lágrimas. Unas semanas después ya estábamos intentando sentar las bases para la creación del Colegio de Periodistas de Oaxaca.

Alegría siempre se preocupó por el periodismo local, era un fiel critico de nuestra labor, pero siempre ofrecía con su crítica un remedio para corregir nuestros errores. Era irreverente, duro, pero muy generoso cuando se dejaba conocer a profundidad.

Con Juan Manuel y Renato Galicia comenzamos en 2017 la locura del Colegio de Periodistas de Oaxaca, con la idea de reunirnos muchos reporteros y reporteras para hablar del uso del lenguaje, del manejo en la redacción, hablamos de un ejercicio con apego a la ética y al compromiso de informar con precisión, responsabilidad, honestidad, de regresar a la sociedad la credibilidad que garantizará la seguridad a quienes pretendíamos seguir en este oficio.

Él quería entre otras cosas evitar que el periodismo en Oaxaca se cayera a pedazos y con ese motivo nos juntábamos en la Biblioteca Pública todos los sábados. Luego fue en el café Antigua, un espacio ubicado en la calle de Reforma y Abasolo, un lugar siempre abierto a gente media loca, buscando la justicia así como pretendíamos nosotros.

Juan Manuel quería evitar que nos convirtiéramos en simple trabajadores o burócratas de la información, reporteros sin vocación sin pasión y sin ánimo por el oficio. Siempre nos ofrecía sus libros, lecturas, anécdotas.

Con el tiempo Juan Manuel Alegría se convirtió en una especie de asesor, a pesar de que no coincidíamos en nuestras maneras de entender algunas realidades, nunca discutimos, siempre terminábamos riendo. Además, quiero decirlo y agradecerle el que haya sido una de las pocas personas que creyó en mi cuando regresé a Oaxaca después de 17 años de ausencia. Creo que teníamos algo en común: un sentimiento de desarraigo que luego fuimos convirtiendo en una oportunidad para mirar el periodismo desde otro lugar.

Él quería evitar esta cosa tan cínica que se ha vuelto costumbre en estos tiempos de modernidad en el periodismo digital: cortar y pegar. Juan Manuel escribía sus reflexiones en la Red Ética de periodismo de la Fundación Gabo, fundada por el periodista y escritor Gabriel García Márquez.

Ahí hizo un un recorrido por la historia del periodismo mexicano y su relación con la política, quería que entendiéramos los problemas éticos que nos quejan actualmente y que han minado la credibilidad con la sociedad.

Juan Manuel fue «un eterno crítico, un hombre sin máscaras», dicen quienes dirigen el grupo teatral Tehuantepec; un hombre duro que me mostró también su fragilidad; siempre generoso, aquí en la ciudad también se ocupó en compartirnos lecturas, libros y experiencias de vida que nos permitieran crecer en nuestra labor.

Él quería una prensa más honesta para Oaxaca. Pinche Alegría nos dejó solos con una tarea enorme que no sé si podamos seguir.

Gracias manito, (él me decía manita porque además de todo éramos paisanos de mero Tehuantepec, y como buenos paisanos me colocó siempre con las personas y lecturas con las que pudiera aprender) gracias por mostrarte sin máscaras y enseñarme a profundidad esa difícil forma de ser y compartir nuestro quehacer.