Cuando uno escucha hablar a la chef Itzel Paniagua sobre el “Museo del Mezcal”, se piensa que el cinismo y la ambición por industrializar la bebida ya llegó al ridículo y al límite.
Con voz de niña bien estilo libro de Guadalupe Loaeza, en una supuesta entrevista, suelta choritos exquisitos como que el sitio va a estar “en el corazón del centro de Oaxaca” —¿desde cuándo la calle Hidalgo es eso?, ¿desde que por ahí está el Centro Cultural San Pablo de la Fundación Alfredo Harp Helú?—, que va a ser un “centro interactivo contando toda esta historia del agave, el proceso productivo, las familias que producen estas joyas llamadas mezcal, y venta de botellas… pero más que venta de botellas —claro, no hay que balconearse— queremos hacer que la gente entienda —¿quién le dijo a esta élite económica que el oaxaqueño y el mexicano neto (incluso que los turistas que cada vez más se dan cuenta de la falsedad del discurso gentrificador que tanto busca corromper tradiciones oaxaqueñas) no sabe de su historia, la del mezcal, de su cocina, de su forma de comer?—, que conozca qué es el proceso productivo que va detrás de esto que como consumidores estamos tan felices de tener y que ha hecho un boom”.
Pero luego se entera uno que hoy lunes 14 de agosto, a las 16:30 horas, Televisa-Univisión estrena su telenovela Nadie como tú: si hay mezcal, hay amor, que obvio recuerda a Destilando amor y a la ‘Gaviota’ Angélica Rivera, pero no solo por explotar la imagen del tequila y torcer la historia para que la “gente bien”, la “gente bonita”, pase como la productora de una cultura que en realidad pertenece al pueblo bajo, a la cultura popular, a los marginados, al México profundo, dijera Guillermo Bonfil Batalla, sino también por otro punto, crucial, sin duda.
Como en su momento, con gran visión, el periodista Mayo Murrieta advirtiera a sus alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM que siguieran con atención esa telenovela —Destilando amor— porque había un trasfondo de comunicación política muy fuerte, que en efecto resultó así, pues fue el inicio de la campaña electoral de Enrique Peña Nieto que a la postre lo llevó a la Presidencia de la República, hoy se debe alertar a la población para que esté atenta a ver cuál es el trasfondo de Donde hay mezcal, hay amor.
Con el “Museo del Mezcal” parece que no hay mayor secreto: se trata del “maravilloso proyecto” —así lo calificó la “entrevistadora”, por dios— de seis inversionistas de élite que buscan sacar varo de una bebida del pueblo que antes despreciaban.
Con la telenovela Nadie como tú, el asunto puede tener un poco más de profundidad: quizá se busca detonar como bomba atómica la industria del mezcal.
En esta coyuntura, la cultura del mezcal, la neta, la del pueblo bajo, la popular, debe responder, convertirse en el contrapeso que históricamente ha sido para no morir.
2 Comentario
Claudia
Cinismo ? Ambición ? Porque ? Ahora ni los mexicanos pueden apoyar a otros ? Hágalo usted ponga lana y eduque a todos pero hágalo y sino hágase a un lado. Solo busca usted la nota para crear que? Consciencia ?
Vinicio Meza Oliva
Dígame cómo unos mexicanos están «apoyando a otros cuando las élites de Oaxaca no han hecho otra cosa que explotar a la gente y apropiarse para comercializar en su beneficio personal la cultura de los pueblos de Oaxaca. No hay apoyo, solo explotación Como unos mexicanos culeros explotan a otros, de eso se trata este artículo. Use un poco de criterio.