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Fantasías “culturales” oaxaqueñas

En cuanto al sector editorial, en Oaxaca hay tres realidades inobjetables: uno, las propiedades de Guillermo Quijas Corzo, entre ellas, la actual cadena de librerías y papelerías denominada Proveedora Escolar, la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) —un foro privado-comercial financiado en su mayoría con dineros públicos— y el sello Almadía, son un negocio que no tiene nada que ver con una intención social de la cultura.

Dos: por fin surgió un movimiento contracultural que apuesta por la producción oaxaqueña como contrapeso a los poderes de facto. Se llama Tianquis Literario, Autónomo y Popular y está integrado por unas 13 editoriales independientes locales, pero aglutina a otros actores y sectores que están totalmente fuera del establishment, entre ellos, varios periodistas. 

Y tres, en el rubro de las políticas públicas del ramo, los gobiernos morenistas estatal y municipal de Oaxaca de Juárez son hasta ahorita igual de peorcitos que los gobiernos priistas: manejan el sector con base en tráfico de influencias, intereses y conveniencias político-electorales, económicas y de alianza con los personajes de poder,  y no con una idea de desarrollo cultural. 

Hay que desmitificar al contexto y a los personajes culturales oaxaqueños porque en plena moda y “marca Oaxaca” se desconoce la realidad del estado. De ahí tanta fantasía, apropiación de tradiciones y explotación y deformación de ellas.

De ahí también la historia oficial —el Oaxaca Disney o, pronto, el de Estrella Michelin por su gastronomía—, la de los gobiernos en turno, sus secretarías de cultura, los periodistas con línea o ignorancia,  los tótems y filántropos e incluso, escalones muy abajo, la de “promotores culturales” premiados que no son sino peones que generan imagen de benefactores a los poderosos, un juego en el que incluso caen los marginales de la cultura.

A sugerencia del profesor Ventura López, la Proveedora Escolar nació en los años cincuenta como una propuesta colectiva de cinco o seis personajes, entre ellos, mi tío Javier Santiago Ojeda, quien fue líder estatal del Partido Comunista Mexicano, así como Manuel Zárate Aquino, gobernador de Oaxaca de 1974 a 1977. Esa media docena de iniciadores, entre profesores y líderes de diverso cuño, empujaron para que aquélla fuera un proyecto social.

Pero poco a poco, el profesor Ventura se fue quedando solo con la empresa. De acuerdo con una integrante directa de la familia de Javier Santiago Ojeda, éste fue el último que empujó por ese sentido social de la Proveedora, pero todo acabó cuanto murió en 1987.

Sucedió también que como esa papelería y librería fue creada bajo el régimen de Sociedad de Responsabilidad Limitada, según información de la mencionada fuente, en cuanto fueron muriendo los socios, sus viudas sólo tuvieron derecho a recibir raquíticos dividendos, pero no a intervenir en la administración y los objetivos de la empresa. 

Al final, la propiedad de la Proveedora quedó en manos de los herederos directos del profesor Ventura López, su hija Claudina López Morales y el hijo de ésta, Guillermo Quijas Corzo, quien al tomar las riendas fue extendiendo sus dominios hasta la ahora llamada Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) y su editorial Almadía, tres plataformas comerciales con la apariencia de “culturales” desde donde ese empresario fraguó un gran enriquecimiento económico particular y un monopolio editorial en la entidad. 

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