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Una obra en libertad

Las autoridades de Oaxaca han desdeñado la oportunidad de contar con obras muralísticas de sus pintores importantes del siglo XX: Rufino Tamayo, Francisco Toledo, Rodolfo Nieto, Alejandro Santiago, Sergio Hernández, Filemón Santiago, Maximino Javier. Asimismo, los gobernantes estatales han desdeñado a notables pintores foráneos radicados desde hace décadas en Oaxaca, como Raúl Hererra. Pese a lo destacado de esas trayectorias artísticas, nunca han hecho el menor esfuerzo por solicitarles obras mayores que realce los imponentes espacios públicos de la capital y del estado.

La Universidad Nacional Autónoma de México y la Secretaría de Educación Pública que fundó el oaxaqueño José Vasconcelos fueron puntales para el impulso al muralismo nacionalista, el cual, a un siglo de distancia, distingue a México en el arte mundial. Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y otros grandes artistas fueron convocados para realizar sus magnas obras por aquel polémico escritor oaxaqueño (promotor de Adolf Hitler, partidario de la erradicación de las lenguas indígenas, teórico de un curioso racismo, por otra parte.)

Los políticos oaxaqueños han seguido bastantes de las malas enseñanzas de Vasconcelos (su depredación de los pueblos originarios, su racismo, su clasismo), pero en poco o nada han aprovechado sus enseñanzas positivas. El impulso al arte nacional que privilegió el autor de Ulises criollo, no ha sido preocupación ni interés de los oaxaqueños en el poder, salvo cuando se trata de hacer negocios con cualquier obra plástica, meritoria o no.

Por eso es importante que el rector Cristian Carreño, un académico joven de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, haya comisionado al pintor Shinzaburo Takeda y sus discípulos oaxaqueños para dotar a la máxima casa de estudios estatal de tres murales sobre la historia de la institución.

La UABJO representa un legado educativo y social que está por cumplir dos siglos, pues abarca asimismo el patrimonio tangible e intangible que generó el Instituto de Ciencias y Artes del Estado de Oaxaca, abierto en 1827. Es decir, faltan cuatro años para que la UABJO celebre el bicentenario del Instituto, y con ello, la continuidad de un proceso educativo cuya subsistencia cuenta ya doscientos años.

Cumpliendo la encomienda del rector Cristian Carreño, Takeda emprendió la creación de Imagen de la UABJO en la historia: tres grandes murales con la historia de la educación superior en Oaxaca a partir del siglo XIX, cuando se fundó el Instituto Estatal de Ciencias y Artes del Estado.

Después de meses de intensa labor con los artistas Fulgencio Lazo Amaya, Rolando Rojas, Israel Nazario, Saúl Castro, Pablo Gómez, Fidel Blas Bustamante, Daniel Mendoza Zúñiga, Alondra Elena Martínez Jiménez, Montserrat Steck Ortiz y Siboney García Santos, Shinzaburo Takeda presenta en el lobby del Edificio de Rectoría, en Ciudad Universitaria, la primera sección de su gran tríptico mural, la parte dedicada al siglo XIX, cuando la educación liberal del Instituto oaxaqueño formó a los impulsores de la Reforma y sirvió de inspiración a la lucha contra la invasión francesa.

La Guerra de Reforma, la lucha contra el pérfido emperador Napoleón III y el ilusorio emperador Maximiliano, los avances tecnológicos del ferrocarril y el servicio eléctrico, la tardía pero sostenida integración de las mujeres al sistema educativo, las grandes obras arquitectónicas del porfiriato, la sociedad decimonónica con sus enormes desigualdades, desfilan por este mural concebido como un anillo, cuyas figuras centrales son el pueblo de Oaxaca y dos de sus símbolos mayores: Benito Juárez y Margarita Maza, el empeñoso estadista y su doliente esposa, quien lejos de disfrutar el poder, lo padeció en las continuas vicisitudes de su familia, en su trágica experiencia materna.

El mural es singular no sólo por su contenido, sino por la manera en que estas historias se ligan a la visión artística de Shinzaburo Takeda; japonés, eligió vivir en Oaxaca dedicado a la docencia y a la creación. Maestro y artífice, da ejemplo de humildad con su vida, proyectando la grandeza de sus dos profesiones: la docencia y la creación artística.

A sus 88 años de edad, Shinzaburo Takeda presenta la primera parte de su tríptico mural Imagen de la UABJO en la historia, poco después de ejecutar otro gran mural —Adán y Eva— en la capital de Campeche. En este último, Takeda recrea la historia del moderno pueblo maya sin olvidarse de su cosmogonía mítica, que tan bien conoce y con la cual elabora otra gran obra mural, basada en el Popol Vuj, el libro maya que enseña cómo atravesar el inframundo.

Shinzaburo Takeda, nacido en Japón en 1935, dejó su país para instaurar un magisterio artístico en Oaxaca desde 1974. Profundo conocedor de la obra de Siqueiros, el estilo de Takeda como pintor es más próximo a Diego Rivera, sin embargo. Sus recreaciones del istmo de Tehuantepec y de la antigua civilización maya recuerdan en mucho las que realizó en el siglo XX el pintor nacido en Guanajuato.
Cuando el tríptico mural de Shinzaburo Takeda y sus discípulos quede concluido, será interesante analizarlo a la luz del método que el filósofo Eduardo Subirats desarrolla en su importante estudio El muralismo mexicano. Mito y esclarecimiento. Por ahora es tiempo de celebrar la develación de la primera sección de esta obra monumental, la cual toma su puesto en una sociedad cuya salvación radica en los pequeños formatos, en la creación colectiva de una libertad que, como en los inicios de la Revolución de 1910, nos permite redescubrir el horizonte mítico que solemos dar por perdido.

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