La ciencia y las conferencias de navidad

Por Clementina Equihua Z.*

Durante noviembre tuve la oportunidad de visitar la Royal Institution de Londres. La RI, como se le conoce en el Reino Unido, fue fundada en 1799 con el fin de unir al público y a científicos para compartir su interés y pasión por la ciencia. La Royal Institution es una organización que se basa en la idea de que el acceso a ella debe ser equitativo y que se debe de nutrir el deseo del público de involucrarse con la ciencia y quienes la practican. 

Casi desde su fundación, la Royal Institution ha dirigido sus actividades al público joven y en 1825, Michael Faraday fundó las Conferencias de Navidad que, desde entonces, se llevan a cabo cada año, con excepción de los años de la segunda guerra mundial.

Michael Faraday impulsó las conferencias de navidad como una actividad dirigida al público joven, pero también asistían familias completas. Esto sucedía en una época en la que no había actividades científicas para este público. Cuenta la historia que, como director de la Royal Institution, Michael Faraday siempre asistía a las conferencias navideñas y si alguna no era entretenida, se salía del auditorio haciendo mucho ruido y aspavientos. Faraday era un apasionado de la divulgación científica y, a lo largo de su vida, dio 19 conferencias navideñas, una que es particularmente famosa es La historia química de una vela, en la que, a lo largo de seis conferencias, habla de la química y física de una llama. Al planear las demostraciones, los conferencistas tenían el reto de que los niños las pudieran repetir en casa con los debidos cuidados. Faraday es quien ha dado más conferencias de navidad en la historia de la Royal Institution.

A lo largo de dos siglos las conferencias de navidad ya se han convertido en una tradición. Actualmente hombres y mujeres de la ciencia imparten cada año las conferencias de navidad con el objetivo de presentarle a la audiencia, jóvenes de 11 a 17 años, principalmente, temas científicos de interés. Pero, más bien se disfrutan en familia.

Las conferencias navideñas se transmiten por televisión desde 1936. Pero no fue hasta 1966, que por iniciativa de Sir David Attenborough, se empezaron a transmitir completas y de manera regular por el canal de la BBC2. Hoy, además de verse en televisión anualmente, muchas se pueden ver en el canal de YouTube.

Este año las conferencias de navidad abordarán el tema de la inteligencia artificial, un tópico que ha causado revuelo en todo el mundo. Desde nuestro país, esta conferencia se podrán ver en el canal de YouTube de la Royal Institution a partir de enero de 2024.

Volviendo a David Attenborough, junto con un vasto numero de fotógrafos, camarógrafos y expertos en documentales, ha recorrido nuestro planeta de extremo a extremo, ha sido crucial para comunicar sobre la naturaleza del mundo. Con su peculiar manera de narrar, le ha llevado al público muchísimas historias increíbles de biodiversidad. El mismo Attemborough dio una charla de navidad en 1973 y hoy, a los 97 años, se mantiene activo participando en proyectos que nos siguen inspirando a todos. Gracias a su labor de comunicación, se ha reconocido su trabajo nombrando especies de plantas y animales en su honor.

Un ejemplo que se mencionó, precisamente este noviembre, en medios de todo el mundo, fue el redescubrimiento de una especie de mamífero que se creía extinta y que está dedicada a David Attenborough. Me refiero al Zaglossus attenboroughi. Este curioso animal se conoce coloquialmente como equidna de pico largo. El único ejemplar de colección científica que existe del Zaglossus attenboroughi fue recolectado en Nueva Guinea por P. van Royen en la década de 1960. Desde entonces no se había vuelto a ver. En 1998 los mastozoologos australianos T.F. Flannery y C.P. Groves, estudiosos de la taxonomía de los monotremas, grupo al que pertenecen los equidnas, concluyeron que ese ejemplar de 1961 pertenecía a una nueva especie que le dedicaron a Attenborough, en ese mismo artículo expresan que posiblemente se trate de una especie ya extinta. Al nombrar a la especie en honor de David Attenborough, Flannery y Groves reconocen su trabajo de comunicación sobre la biodiversidad de Nueva Guinea. El también conocido como equidna de Attenborough, fue recolectado en las Montañas Cíclopes en la costa septentrional de la provincia de Papúa, en Nueva Guinea y es uno de los alrededor de 50 organismos que se han nombrado en honor de este comunicador.

Los equidnas son animales que sólo viven en Australasia. Hay dos géneros, el denominado Tachiglossus que es de Australia y Zaglossus, de Nueva Guinea. Los equidnas y los ornitorrincos pertenecen al grupo de los monotremas, mamíferos cuya peculiaridad es que ponen huevos. Desde la perspectiva evolutiva, en el linaje de los mamíferos, poner huevos es una característica primitiva, por eso se dice que todos los monotremas son “fósiles vivientes”. En la monumental obra Handbook of the Mammals of the World (Manual de los Mamíferos del Mundo), Stewart Nicol explica que los monotremas posiblemente surgieron hace unos 175 millones de años, durante el jurásico.

Los equidnas son animales que tienen un pico, no tienen dientes, su pelaje está entremezclado con espinas que son pelos modificados, ponen huevos y sus crías se alimentan de leche. La leche fluye de poros asociados a las glándulas mamarias porque las equidnas no tienen pezones.

La noticia del equidna de pico largo dio la vuelta al mundo porque durante más de 60 años no se había vuelto a ver un animal de estos. Esto se debe a que sólo vive en un área aproximada de 50 km2 de las Montañas Cíclopes de Nueva Guinea. Por ser un animal raro y de una distribución tan pequeña, está en la lista Roja de la UICN como en peligro crítico. En algún momento se consideró extinta porque se ha destruido su hábitat, pero en 2007, un reporte breve de los británicos Jonathan E.M. Baillie, Samuel T. Turvey y Carly Waterman, dice que “la gente de las comunidades de esas montañas, los veían con frecuencia”. Además, ellos mismos confirman que durante una visita a la región en mayo de 2007 observaron abundantes señales de la presencia de este equidna en el norte de las Cíclopes. Estas señales consistían en rastros de que los animales olisquearon el suelo, de que escarbaron o que husmearon en nidos de termitas.

En el Manual de los Mamíferos del Mundo Stewart Nicol dice que no se conoce mucho del equidna de Attenborough, es decir, se sabe que mide unos 30 cm de largo, pero no qué comen, ni cuándo se reproducen, ni cuánto viven, solamente estiman que su hábitat abarca los 50 km2 de las montañas en donde se ha encontrado y que puede vivir entre los 300 y 1,600 metros de altitud. Agrega Nicol, que el pico recto, de hasta unos 7 cm de largo, puede implicar que su dieta es diferente a la de otros equidnas, pero no se sabe con certeza en qué consisten la diferencia.Después del sorprendente video del equidna de pico largo que se capturó con una foto trampa en noviembre de este año (se puede ver aquí ), seguramente los expertos tendrán más oportunidades para saber más de esta enigmática especie. Los capítulos que escriban ayudarán a reconstruir la historia evolutiva de los mamíferos de nuestro planeta. El encontrar viva a una especie que se creyó extinta nos da señales del valor de proteger, de la mejor manera posible, los ecosistemas en un planeta cambiante. El hallazgo es una oportunidad más para recordar el valor de preservar intactos los entornos naturales de nuestro planeta y que la actividad científica está detrás de estos descubrimientos.

* Clementina Equihua es Doctora en ciencias por la UNAM | Desde 2013 coordina la Unidad de Divulgación y Difusión del Instituto de Ecología de la UNAM

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