La tematización vs la autenticidad
A la vista, las calles de Oaxaca parecen las de una atractiva ciudad: cantera verde, esculturas, galerías de arte, mezcalerías, pasillos con expoventas textiles y restaurantes de comida gourmet. Eso si caminas por las calles que forman los primeros cuadros de la capital.
Pero si andas unos metros más adelante o rumbo a la periferia, los hoyos en el asfalto, la basura en las aceras, el humo de los puestos de comida y el agua estancada en cualquier lugar puede darnos una idea de cómo se vive realmente en esta ciudad.
Unos cinco kilómetros más, rumbo a la zona del aeropuerto internacional, los cerros tapizados de viviendas populares, en barrios marginales con carencia de servicios de abastecimiento de agua, sistemas de drenaje, seguridad, la ausencia de atención a la salud, y los brillantes colores sobre esas casas empobrecidas podrían dar la apariencia de una favela en la colonia Santa Anita, en el municipio de Oaxaca de Juárez.
Todas esas carencias en servicios públicos, y las formas de vida de quienes hacemos Oaxaca hoy se quieren ocultar. La administración en turno lo hace pintando aceras, rellenando baches, colocando esculturas que, a su parecer, reflejan eso que llaman “nuestra identidad”, pero que en realidad obedece a un concepto que se ha utilizado para homogeneizar y distinguir desde el poder a un grupo social, refiriéndose a esos aspectos visibles como la comida, la manera de vestir, la música y las celebraciones, pero que, al contrario, deja de lado lo que realmente somos, un estado con identidades diversas, y, además, representan un gasto al erario de al menos 2.6 millones de pesos. Sin contar con los souvenirs de los invitados especiales que vendrán a la fiesta oficial. Todo con los mismos recursos que aportamos quienes vivimos y hacemos parte de la ciudad.
Lo que antes era un andador peatonal hoy se ha convertido en un andador comercial por donde los turistas caminan, compran y fotografían todos los objetos temáticos relacionados con la guelaguetza y la cultura de los pueblos originarios de Oaxaca, o lo que los gobiernos dicen que es la cultura de los pueblos.
Zona del Parque del Amor. Al fondo las casas de la colonia Santa Anita. Fotos: Emilio Morales
Esto es Oaxaca actualmente: una ciudad sin identidad, un Oaxaca sin “oaxacos”, como despectivamente nos llaman en algunas ciudades del país. Pero somos las oaxaqueñas y oaxaqueños de origen zapoteca, mixe, chinanteca, etc., quienes al relacionarnos construimos las identidades que se reflejan en la ciudad, y es en la vida cotidiana como se demuestra la cultura.
La realidad detrás de los colores
Evidentemente no estamos ante un fenómeno menor, sobre todo si pensamos que esto que vemos en la ciudad de Oaxaca es un proceso de construcción de espacios de simulación. Lo que hace el gobierno de la 4T en Oaxaca está relacionado con un concepto al que investigadores de distintas disciplinas llaman tematización de la cultura.
En la tematización se reinventa el significado de los lugares que bien pueden ser históricos, naturales o sagrados.
El espacio tematizado o “tuneado”, como también le llaman en redes sociales, es planeado por los administradores en turno, en coparticipación con legisladores, ya sea por omisión o participación directa, y no por quienes habitamos o pertenecemos a la ciudad.
Foto: Eduardo González
En el caso de Oaxaca y el turismo puede entenderse como un fenómeno de simulación y estandarización de sitios turísticos, como ahora, en esta Guelaguetza 2024, los colores, estatuas de mujeres, se han convertido en el elemento de atracción en todos los lugares. Antes fueron sombreros y paliacates, o el famoso tiliche, que fue la figura durante el gobierno priista anterior y se vendió hasta en llaveros.
Todos estos elementos (reales o imaginarios) son consumidos por grandes cantidades de visitantes bajo la influencia de la sociedad capitalista, responde a las expectativas generadas por el turismo cultural, una de las modalidades que al parecer más se demanda en la actualidad, pues existe un número importante de ciudades con estas políticas, porque –hay que decirlo– estas acciones se desarrollan desde políticas, programas y acciones de los gobiernos con el fin comercializar, y resignificar; es decir, asignar nuevos significados a lo que se hace y se vive en los pueblos de Oaxaca para configurar productos turísticos comercializables, tanto en el mercado del turismo nacional como en el internacional.
La tematización no es lo que somos, se hace evidente en la adecuación de espacios que antes eran públicos, en la creación de rutas turísticas, pero también en la difusión deliberada ‒a través de medios de comunicación masiva y agentes publicitarios‒ de un producto turístico en el que se destaca lo “maravilloso” del estado o en particular de la fiesta de la Guelaguetza, pero la realidad para la gran mayoría de quienes vivimos en la ciudad es otra: falta de abastecimiento de agua, elevados costos en servicios, falta de camas para atención en salud y hospitales dignos, ausencia de prevención en enfermedades, empleos mal remunerados o con exceso de horarios de trabajo y, ahora, la falta de espacios públicos para la discusión.
La ciudad de Oaxaca es hoy un escenario para el turismo con el tema identidad como producto. Un lugar donde todo tiene precio y se habla de derrama económica y no de compartir como se hace en los pueblos de este estado. Se promociona como “Oaxaca, la capital cultural de México”. Pero una ciudad donde se oculta lo que somos, un Oaxaca sin “oaxacos”, que no toma en cuenta las necesidades de quienes somos parte de ella y hacemos de ella una ciudad viva, carece de autenticidad.
Quienes somos sus auténticos habitantes sabemos que podemos entenderla en la complejidad, defenderla como los pueblos a los territorios, y en coherencia podemos hacer uso de las facultades para reapropiarnos de los espacios comunes.
9 Comentario
Israel Nazario
Fiel reflejo de la realidad profunda y basal.
Enna
Completamente de acuerdo. Y ofende esta manipulación de las riquezas culturales; deja vacíos donde había dignidad, para llenar de dinero a los de siempre y a los nuevos ricos, que son los políticos en turno, y de placeres frívolos a los turistas de Instagram.
Lourdes Cecilia Martínez
Una perfecto texto y contexto de la lucha de clases que se vive en nuestro hermoso estado. 🙌
RUBÉN JIMÉNEZ GUERRA
INTERESANTE PINCELADA POLÍCROMA DEL ACELERADO CAMBIO EN QUE VA RESULTANDO OAXACA SIN OAXAQUITAS (EL NIVEL INFERIOR A LOS OAXACOS CON UNA CONDICIÓN ECONÓMICA SPERIOR A LA CLASEMEDIERA, ENTRE LOS QUE DESTACA LA VALLISTOCRACIA POLÍTICA.
Alma Quiroz
De acuerdo en muchas cosas pero el título no me gusto del todo por lo agresivo y no está mal solo que no invita a leerlo se lo cambiaría solo porque es muy despectivo y espero que el artículo esté dirigido a todos no solo al extranjero también al oaxaqueño que me parece muy importante también el desplazamiento forzado que vive el oaxaqueño como se ha tenido que ir a otras zonas porque la capital es carísima muy bueno
TOLEDO
Excelente crónica, saludos cordiales
Jose Francisco
Totalmente de acuerdo. Dueles Oaxaca cuna del cartel de MORENA
Erubiel Hernández
TRISTEMENTE LA ACCION POLÍTICA NO CAMBIA DESDE GOBIERNOS PASADOS TODO SE HA COMERCIALIZADO, Y LOS GOBERNANTES APROVECHAN A ACOMODAR TODO Y HACER NEGOCIO, LUCRAR, SIN IMPORTAR EL BENEFICIO DE LA SOCIEDAD
Sofia Toronto
Como todo lo que hace la 4T es una gran simulación, producto de mentes enanas. Añadiría la gentifricación abrumadora, está a punto de comerse todo el centro histórico, lo más bonito de Oaxaca.
Excelente artículo.