La labor de las parteras de Oaxaca y del país busca ser regulada a través de la norma PROY-NOM-020-SSA-2024. Silvia Hernández, médica y partera tradicional zapoteca considera que esta NOM lo que pretende es transformarla de forma práctica a una sola visión hegemónica alopática.
El proyecto de norma “Para establecimientos de salud y para la práctica de la partería, en la atención integral materna y neonatal” fue publicado el pasado 18 de junio en el Diario Oficial de la Federación (DOF), indica que todo espacio que brinde este tipo de servicios de salud deberá cumplir con requisitos mínimos de infraestructura y equipamiento para la atención médica de pacientes ambulatorios, como se establece en la norma oficial NOM-005-SSA3-2018.
Silvia considera que lo que busca la institución de salud en el país es regular la atención y eso no respeta la labor original de la partería, como el primer oficio de la humanidad y las formas diversas de atención que están relacionadas con la cultura de los pueblos originarios de México.
¿Quién los va a regular?
Esa es la pregunta, ¿quién nos va a regular, un médico que acaba de terminar la carrera en medicina y está en obstetricia y que no tiene atención en partos?
El proyecto también señala que no es vinculante con ninguna ley internacional y eso también es bastante unilateral de decidir cómo los pueblos regulan su medicina, expone.
Aunque esta regulación que se pretende no es nueva, por años el Sector Salud ha obligado a las parteras a dejar de ejercer. “Decían: usted no puede ejercer este partos ya, porque ya está usted muy grande, porque si se le muere alguien, pero no hay estadística que demuestre que la partería es un evento no seguro para la atención a las mujeres gestantes durante el parto, posparto y en etapa de fertilidad”, destaca la mujer zapoteca.
Para Silvia Hernández esta regulación no pone en el centro de atención a las mujeres, sino que deciden sobre sus cuerpos, sobre la salud sexual y reproductiva, de decidir cómo y con quién parir.
“La regulación propone justo romper este conocimiento de nuestros cuerpos que ha sido heredado de generación en generación”.
El proyecto también establece una diferencia entre una partera profesional y parteras tradicionales, no reconoce su trabajo a menos que cuenten con una cédula profesional y que realicen sus labores en establecimientos equipados como clínicas, además se restringe el acceso para que brinden certificados de nacimiento y los medicamentos que se deben usar.
“Nos dicen usar clorifenicol, oxitocina y es cómo si yo llegara con el médico y le dijera vamos a utilizar las hierbas Santa María Rosa de Castilla, sería romper con su lógica de conocimiento de los años dedicado a la medicina formal, es lo mismo que nos quieren hacer a quienes nos dedicamos a la partería”, expone Silvia. Dice que básicamente esta propuesta es para una atención homogénea, a pesar de que México es un país multicultural.
También destaca como un gran paso que han dado las escuelas en partería en todo México ha sido recuperar los conocimientos de la partería que fueron como mancillados. En Oaxaca reconoce la labor de la escuela Nueve Lunas, la escuela de Cuicatlán, la de Juchitán, y otros procesos que recuperan enseñanzas de médicas y parteras de las comunidades enseñando la atención al parto.
Se ha recuperado saberes que le ha hecho tanto bien a las mujeres. Es un proceso de ruptura, en el que antes las parteras sólo les dejaban sobar y acomodar al bebé y el parto solo era para los médicos, explica la partera.
La NOM establece las condiciones físicas físico para parir en el tema de la regulación de partos y de un equipo multidisciplinario de atención. Para la partera zapoteca esto no es más que un proceso para patologizar el parto, es decir, hacer del parto una enfermedad, cuando en realidad es que un proceso natural del cuerpo. Y esa es una gran diferencia entre la medicina formal y la partería, porque esta última no lo mira como una enfermedad sino como un ciclo de la vida.
“ Para ellos (sector salud) es mejor mirarnos como una enfermedad desde que nacemos y eso nos va generando una dependencia. No es casual que el fondo que recibió México para estas regulaciones las hagan a través de una empresa y ahí pretenden un modelo universal para atender los partos y con esto rompe con nuestros patrones de vida y atención».
La NOM publicada en junio de este año tenía un espacio de 60 días para recibir comentarios (que ya vencieron) por lo que parteras organizadas hicieron denuncias colectivas, escribieron al Instituto Nacional de Pueblos Indígenas para estas normatividades no dañen a los pueblos. «Con esta regulación al parto serían las empresas que harían de esto un negocio, es mercantilizar nuestra forma de vida”, dice Silvia.
De aprobarse esta NOM sería en el mes de enero de 2025, pero cientos de parteras en el país se han organizado para resistir ante acciones del sector salud que para ellas representan arbitrariedades
Por lo pronto más de 200 parteras organizadas en Oaxaca se ha reunido ya con la representante de la ONU en México para decirle que esto es una violación fragante a los derechos humanos fundamentales de la vida. “No dejamos espacio para decir que no estamos a favor y creemos que estas leyes deben de ir de la mano de quienes nos dedicamos a eso, solo llamaron a una o dos y somos 56 pueblos originarios en México, tendrían que llamarnos si hay la intencionalidad de beneficiar a la partería”
«Luchamos por el derecho de vida y de la identidad de los niñas, niños que nacen con partera y nuestro derecho a nuestra misión de vida”, enfatiza la entrevistada.