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A la par de iniciativas como la Feria Internacional del Libro de Oaxaca que este año se realiza en el zócalo, libreros, editores y escritores, abren el panorama y opinan sobre algunas posibilidades para que, además de esa iniciativa u otras autónomas e independientes, el Estado busque construir una verdadera propuesta de fomento a la lectura incluyente.
El maestro en Ciencias de la Educación y Derecho Eduardo Manzano Bizuet indica que la ley obliga a promover la lectura e implementar políticas públicas y asegurar presupuestos para tal fin. En su opinión las ferias de libros son buenas, pero pueden mejorar y para eso el Estado debe asegurarse de que sean plurales.
Además, libreros, escritores, editores ven la posibilidad de que el escenario además de incluyente pueda pueda ser ser más amplio por lo que convocan a la ciudadanía a realizar esfuerzos por la colectividad, y la autonomía como una forma espontánea del hacer que se abre como una gran posibilidad a las manifestaciones que no encuentran su lugar desde la individualidad que promueve la cultura dominante.
Estas son algunas de las opiniones que surgieron durante la investigación el negocio editorial detrás del fomento a la lectura.
“Democratizar” los recursos
Cuestionar las ferias es importante porque son escaparates vistosos que siembran la idea de que el único modo de acercarse al libro es a través de la compra. El Estado debe apoyar a las y los autores locales sin los filtros de caciques o la élite cultural: Kurt Hackbarth, editor y escritor.
Que los libreros, escritores y públicos construyan proyectos “donde el libro ya no sea propiedad nada más de un grupo” sino una ruta “dignificante” para economía local”: Jorge González, librero.
La FILO se debe conservar porque “la difusión del libro y la lectura es territorial”. Pero es necesario involucrar a los escritores oaxaqueños: César Rito, escritor.
“Veo trascendente que editores y escritores locales tengan un lugar en la feria” : Araceli Mancilla, poeta y editora.
La obligación del Estado es mostrar a la población varias posibilidades, no solo a las estrellas de la FILO; pero eso exige un interés genuino. una alternativa podría ser recuperar la figura de los tianguis de Mesoamérica: “sin política», donde se instalen los libreros y las personas puedan comprar los libros: Omar Fabián editor, escritor.
1 Comentario
Jorge Magariño
Por supuesto que el fomento de la lectura es responsabilidad del Estado mexicano, y las políticas públicas que éste genere deben incluir no solo la organización de las ferias de libro, a través de sus instancias (SEP, Seculta, por ej.) y el apoyo a las ferias que realicen universidades, editores y libreros, también debe generar acciones concretas para fomentar la lectura a través de distintas estrategias, que lleguen a espacios públicos municipales y escuelas.
A la luz de las estadísticas del INEGI resulta evidente que se ha hecho poco, entre sociedad y gobierno, por este fomento. De 2016 a 2023 en el sector etario de 18 años y más, disminuyó el porcentaje de lectores de 80% a 65%, en tanto que el número de libros por persona al año, decreció de 3.8 a 3.4 libros leídos por persona al año.
La farsa foxiana de los Libros del Rincón sólo dejo buenas ganancias para la editorial Santillana (puedo estar equivocado en el nombre de la editorial), pero nulos resultados.
Mientras que el programa México país de lectores aún no produce los resultados que Paco Taibo había anunciado.
¿Y el magisterio de educación básica está haciendo algo al respecto? Da pena decir que muy poco, casi nada.
El gobierno de Oaxaca anunció el inicio de un programa de fomento a la lectura, que aún no se ve.
Saludes.