Siquiera que el gobierno oaxaqueño del morenista Salomón Jara Cruz en su conjunto vea algunos capítulos de Los Nuevos Detectives en YouTube.
Ya no digamos de la serie Las Primeras 48 Horas, porque van a cumplirse dos meses de la desaparición de la activista ayuujk Sandra Domínguez Martínez y su pareja, Alexander Hernández Hernández.
Por cierto, respecto a éste, las instancias de justicia ahí sí que actuaron como tiktokers, facebookeros o youtubers de canales del crimen, portales sobre desapariciones o páginas de asesinos seriales, y de inmediato establecieron para el caso una línea de investigación por una presunta vinculación de Alexander Hernández con el crimen organizado, según declaró el secretario de Gobierno local, Jesús Romero López, en una acción que pareció más bien un intento para desviar la atención de la demanda social de investigar al coordinador de Delegados de Paz jaranista, Donato Vargas Jiménez, a quien Sandra Domínguez acusó en su momento de participar en un chat sexual sobre mujeres mixes— ayuujk, en su lengua original.
O quizá ellos —el gobernador Jara Cruz y sus flamantes funcionarios— sólo han visto la serie Los Archivos del FBI y creen que pueden tardarse 30 años en “resolver” un caso de desaparición o de plano nunca aclarar los crímenes, como pasó con el asesino del Zodiaco.
Porque es inaudita la incapacidad del gobierno oaxaqueño para resolver la desaparición de la activista.
Ahora, si el asunto es político, ahí sí que hay que reconocerle que es súper-ultra-mega eficiente, igual que lo han sido desde el sexenio del priista vuelto morenista Alejandro Murat Hinojosa, con el asesinato en Juchitán de Zaragoza de la fotoperiodista María del Sol Cruz Jarquín y la desaparición en Asunción Nochixtlán de la activista Claudia Uruchurtu Cruz.
Ambos, crímenes que llevan seis y tres años, de forma respectiva, en la impunidad, y a los que, por desgracia , todo apunta a que se sumaría el de Sandra Domínguez.
Desde luego, hay que aclarar que la impunidad en este tipo de asesinatos y desapariciones no se entiende sin la participación, apoyo o contubernio del poder político de los más altos niveles de gobierno.
Nada más hay que recordar el caso de 2021 de la candidatura a gobernador en Guerrero de Félix Salgado Macedonio, acusado de al menos dos violaciones, pero que aun así recibió el apoyo del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque al último se le cayó su aspiración a gobernar dicho estado por las protestas de los grupos feministas y de amplios sectores sociales.
Un vergonzoso asunto que, en otro contexto, se repitió recientemente cuando el gobernador Salomón Jara Cruz manifestó su apoyo a Donato Vargas, si bien éste también terminó siendo cesado ante las protestas de agrupaciones sociales, feministas y familiares de Sandra Domínguez.
Al final del día, respecto a estos casos falta saber cuáles serán las acciones efectivas, reales, no mediáticas, que tomará la Presidencia de la República: la desaparición de la activista ayuujk nos servirá para saber de qué está hecha la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.