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Sin infraestructura, Oaxaca recibió 89 mil visitantes en celebración de Día de Muertos

 Turistas se orinan en las calles y en una galería del Centro Histórico

Es evidente que la infraestructura de la ciudad no es suficiente para un turismo sin control, lo saben quienes viven en la capital del estado, quienes cuentan con establecimientos en el centro histórico y los viajeros habituales porque pueden reconocer las carencias de infraestructura turística en Oaxaca. 

Este fin de semana la ciudad se convirtió en una plataforma para el «turismo cultural». Las calles, restaurantes, hoteles y fachadas de comercios y casas se llenaron de flores de cempasúchil, calaveritas y objetos chinos supuestamente alusivos a la celebración de los fieles difuntos.

El gobierno del estado preparó para los visitantes decenas de actividades y sonidos de fiesta, una mezcla de tradiciones y modernidad que rompe con el sentido del Día de Muertos, honrar a quienes ya no están.

Rituales y objetos se convirtieron en mercancía, apropiación cultural. Según estimaciones de la Secretaría de Turismo, unos 89  mil turistas visitaron Oaxaca durante  Día de Muertos

Las ganancias fueron de 360 millones de pesos en siete días, según la subsecretaría de Operación Turística. Todo, eficiente y aparentemente bien organizado, según las autoridades, excepto por la ausencia de servicios básicos para las visitas y para los propios locales. 

El incidente que  lo evidenció una turista fue tema de las redes sociales este fin de semana. Nadie pensaría que el baño, un acto privado e íntimo, puede poner sobre la mesa muchos temas, que si “los turistas se orinan en nuestro arte”, “ que la falta de educación”, incluso la normalización “ocurre en todos los actos masivos”, etc. 

Los servicios básicos para los turistas deberían de ser cubiertos por quienes ganan de eso, quienes la promueven y ofertan la ciudad y la cultura, pero no están garantizados ni para ellos, ni para los habitantes de la ciudad.

Tal vez, no es necesario saber qué pasa por la mente de alguien que decide resolver sus necesidades en público, es una necesidad vital y se hace sin pensar.

A quien no le ha ocurrido, quién no ha pagado cinco o diez pesos por ocupar un baño público, quien no ha corrido o caminado a prisa con una persona adulta o un bebé cuando hay esa emergencia.   ¡Ir al baño es un derecho humano!  es un tema de dignidad y el gobierno está evadiendo la responsabilidad de garantizarnos el derecho como muchos otros que ha denunciado la ciudadanía a partir de los procesos de gentrificación y turistificación que se vive en Oaxaca.

Por qué tenemos qué pagar por un baño público, quién autoriza la apertura de esos espacios, quien vigila la sanidad. No existe en el catálogo de comercios de la ciudad la instalación de un servicio sanitario.

No justifico la acción de la turista, señalo la ausencia de infraestructura turística y servicios básicos elementales para la población, empleos precarios, alto costo en los servicios y escasez de agua principalmente, solo por mencionar algunos.

Gabriel Mendoza Gagnier, el responsable de la galería donde ocurrió el incidente, relata en una breve entrevista que no es la primera vez que sucede, “se han metido atrás de la puerta, los cachamos y salen corriendo”. 

Más allá de que es una necesidad humana, y que el uso de un baño esté considerado como derecho al saneamiento, Gabriel Mendoza considera que se debe tomar en cuenta los costos del agua.

 “Si tuviéramos suficiente agua por supuesto que prestaríamos el baño, pero  si una pipa cuesta 2 mil pesos está un poco difícil. Debería haber baños públicos. Hace falta una estrategia de logística, si están dando conciertos masivos en el zócalo”, resuelve.

Si el gobierno oferta, organiza  y transforma los rituales para el turismo, tiene la obligación, primero de atender a la población local, regular los servicios que ofrece y transparentar cuánto invierte en estas celebraciones para el turismo, de dónde provienen los recursos millonarios que contradice el discurso de austeridad, y sobre todo, a dónde van las millonarias cifras de esa derrama económica de cada periodo vacacional.

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