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Por Jorge González
“¡No bajen las casetas!, ¡espacio de trabajo mis huevos!”, grita envalentonado un hombre embozado que amenaza a un grupo de artesanas plantadas sobre el andador turístico Macedonio Alcalá de la ciudad de Oaxaca.
Minutos antes, el mismo sujeto desfiló con actitud desafiante junto con un grupo de más de 50 individuos que, cual desfile porril paramilitar, mostró el músculo frente a una colectividad de 25 personas, principalmente mujeres, jóvenes y ancianos.
“Deja de grabar flaca”, amenaza otro sujeto antes de arrebatarle el teléfono. El reflejo es inmediato y uno de los artesanos alcanza a recuperar el celular de las manos del atacante.
La turba enfurecida lo arroja al suelo y comienza a zapatearlo hasta que su compañera interviene para salvarle el pellejo.
Es poco más de media noche, no hay ni una sola patrulla ni autoridad alguna que supervise la instalación de los puestos de venta otorgados por el gobierno municipal de la capital del estado para la temporada vacacional de Semana Santa.
El colectivo de artesanos se repliega y es encapsulado por el grupo de choque.
“¿Somos oaxaqueños golpeando a oaxaqueños?, eso es lo que quiere el Estado, somos madres de familia, no violentadores”, grita angustiada una de ellas.
“Cállese señora, que no estamos haciendo feo todavía”, amenaza uno de los atacantes.
“Este espacio nos corresponde, tenemos derecho a trabajarlo”, replica tímidamente la agraviada, mientras el grupo de choque destruye y arroja las casetas hacia la plazuela del Carmen Alto.
TCLyR, el último bastión
El Tianguis Cultural Libertad y Resistencia (TCLyR) es un colectivo que surgió a raíz de la insurrección popular oaxaqueña del 2006.
Del 2007 hasta la fecha, su espacio ha sido un punto de encuentro de familias de artesanos provenientes de comunidades rurales, artistas independientes y colectivos que ante el encarecimiento de la vida, la inflación inmobiliaria y la privatización del espacio en el centro histórico, han ocupado el lugar como un soporte económico de supervivencia.
En el tianguis se han realizado ferias del libro independiente, festivales de música, talleres gratuitos y un mercadito de trueque semanal que funciona hasta la fecha.
No tienen un líder, toman decisiones en asamblea y no permiten el cobro excesivo para tenderse.
Es el último bastión rebelde dentro del Oaxaca turistificado y gentrificado que ha impulsado el Estado por años mediante sus políticas económicas de despojo, desplazamiento y privatización del espacio público.
“¿Por qué nos mandan a golpear?”
Alrededor de 15 minutos después del ataque, el comandante de la policía municipal, Héctor Sánchez, arriba junto con un grupo de policías.
El montaje está listo: “ustedes están en todo su derecho de levantar una denuncia, pero no estamos siendo testigos de un agravio, por lo cual no podemos hacer nada”, asegura el oficial.
Poco después llega la directora de Comercio en Vía Pública municipal, Rosario Zaragoza, quien no pierde la oportunidad para saludar amistosamente a algunos integrantes del grupo de choque.
“No es mi gente. La Confederación Joven de México (CJM), no es mi gente. Ellos son los encargados de instalar, pero desconozco si son de tal sindicato”, asegura ante el cuestionamiento de una artesana: “¿por qué no hubo ninguna autoridad durante la instalación?,¿por qué nos manda a gente de la Confederación Joven?, ¿acaso no somos humanos pensantes para poder dialogar en lugar de que nos manden a golpear?”.
La funcionaria se justifica: “desconozco lo que dicen. Yo estaba en mi santa casa y me despertaron. Ahorita no tengo tiempo para el diálogo. Yo me acerqué a ustedes más de tres veces y no aceptaron nuestras propuestas. Ustedes no sólo tienen comerciantes oaxaqueños, estos puestos que vamos a instalar, sí son de gente oaxaqueña. Van a venir artesanos de otros pueblos y comunidades lejanas”.
Durante la temporada de Guelaguetza 2024, el TCLyR pagó al municipio 469 pesos por integrante, aportando a las arcas municipales un total de 10 mil 318 pesos por los 22 puestos que tradicionalmente les han autorizado sobre el andador turístico.
Para esta edición de Semana Santa sus integrantes aseguran que el municipio exige el pago individual de 5 mil 500 pesos por temporada, 3 mil por el espacio y 2 mil 500 por la megacarpa en donde entrarían ellos junto con gente de otras organizaciones sociales y sindicatos, pero sólo les pretenden dar un recibo de 500 pesos, sin justificar los 5 mil restantes.
Un reportero cuestiona a la funcionaria municipal respecto a tales datos: “todo a su tiempo, por el momento no puedo brindar dicha información”, evade responder.
Cabe resaltar que la ocupación de puestos para esta temporada abarcará el acceso al Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), lugar emblemático que durante años fue respetado.
En el Oaxaca mercantilizado actual ya no será así, a pesar del discurso oficial del respeto a la cultura.
Ante lo sucedido, para fijar un posicionamiento, el TCLyR convocó a una rueda de prensa a las 9 de la mañana de hoy en la plazuela del Carmen Alto.
Por su parte personal del IAGO, asegura que en ningún momento notificaron respecto a la ocupación de la explanada. A pesar de que causaron daños en el exterior del inmueble fundado por el pintor Francisco Toledo, el director se negó a dar una declaración oficial respecto a los hechos por el momento, aseverando que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) ya tiene conocimiento de lo sucedido.