Skip to content Skip to footer

Colegio Francoise Dolto y 56 escuelas privadas más operan de manera irregular en Oaxaca

El 29 de abril, unos 40 niñas y  niños disfrutaban de un campamento escolar en el Colegio Francoise Dolto de la ciudad de Oaxaca, cuando el fuego alcanzó a ocho de ellos. Los testimonios de las madres y padres indican que unas 20 o 25 personas adultas estuvieron presentes en el campamento, pero los directivos de la institución,  quienes tienen responsabilidad, están prófugas. 

“Los directores huyeron ante la tardía respuesta de las autoridades de la Fiscalía del estado y de la maestra Alejandra Sosa, titular de los pequeños del preescolar, nada se sabe”

La escuela no tenía autorización. Operaba de manera irregular en un domicilio distinto al de su registro. Su clave ya fue revocada,  según informó Emilio Montero, el director del Instituto Estatal de  Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), días después. 

Lamentablemente, el  colegio Francoise Dolto es solo una de las 56 instituciones privadas en el estado se encuentran en la irregularidad.

Las madres y padre de familia ofrecieron una conferencia de prensa la primera semana de junio para informar sobre la salud de las niñas y niños. Foto: Melissa Alevizos.

“Ahorita fue esto y en dos años van a abrir otra escuela con otro nombre. Igual, empleando al primo, al vecino porque eso es lo impactante, que este tipo de actuaciones existe en otras escuelas. Sabemos que existen otras escuelas que pueden estar operando así”

Madres y padres de familia.

El impacto no solo son heridas graves por quemaduras, son heridas profundas porque les marcó la vida, explican las madres. Hay niños que no pueden conciliar el sueño, que  no pueden ver o escuchar la palabra fuego. Son traumas que no deberían tener, porque no debía haber ocurrido, dice Victoria González la mamá de Kasumi, una de las ocho niñas y niños afectados.

Hospital Shriners en Galveston, Texas, Estados Unidos | Foto: Internet.

Kasumi tiene solo cuatro años de edad y una herida que no sabe cómo nombrar. Desde principios de mayo duerme en el hospital Shriners en Galveston, Texas, Estados Unidos, por las quemaduras que tiene en el 40 por ciento de su cara, producto de un repentino acontecimiento en la escuela.

Hace un mes y medio de manera inesperada su historia cambió. Festejaba en un campamento escolar el Día del Niño, cuando fue alcanzada por el fuego de la fogata  que presuntamente un profesor reavivó con alcohol.

“Es muy fuerte porque lo narra de una manera normal, es una niña pura y noble y aún no tiene la capacidad para identificar qué fue lo que ocurrió mal. Es complicado escucharla.  Nos está haciendo daño. Es otra niña”, cuenta su madre Verónica González.

Sus mecanismos de defensa, dice Victoria, son los berrinches y groserías. “Está enojada, quiere regresar. Me extraña. Y tiene razón. Está harta de las curaciones de todos  los días, del ardor, de las caretas que usa”

Por la profundidad de las heridas, Victoria González teme que las cicatrices en su cara sean permanentes, aunque espera que con las cirugías posteriores pueda recuperar  un porcentaje de su apariencia original. 

Ese 29 de abril,  en el Colegio Francoise Dolto también estaba Kenich, de cuatro años de edad, la segunda niña más afectada por el fuego, tiene quemaduras de segundo grado en un 40 por ciento de su cuerpo. A diferencia de Kasumi, Kenich fue atendida en el Hospital de la Niñez y ahora recibe tratamiento ambulatorio.

Su padre, Luis Armando Vélez Flores explica que  entra a quirófano, se recupera unos días en el hospital y la llevan a casa. Luego la vuelven a llevar. Este 4 de junio entró por décima vez a cirugía. Por ahora no recibe atención psicológica.  “Es una niña muy alegre. Ahorita está bien, pero no puede escuchar palabras como alcohol, fuego, caliente porque se pone en shock”.

En el caso de Kasumi, la fundación asume los gastos médicos, pero con Kenich, la familia tiene que costear todo atención médica, cremas especiales, incluso el pago de una nutrióloga porque la niña debe llevar una dieta especial para que su piel se pueda regenerar.

Hay seis niños más con quemaduras y afectaciones psicológicas. La Coordinación de Derechos Humanos en enlace con el Centro de Atención a Víctimas ofreció apoyo para terapia psicológica gratuita, algunos  tienen sus sesiones ahí y otros de manera particular porque los padres así lo decidieron, para que fuera más breve.

Los sleeping bag, libretas, lápices de colores y demás pertenencias que ese día llevaron al campamento o que utilizaban para sus clases siguen en la institución. Un mes y medio después, los padres siguen esperando que la Fiscalía de Oaxaca se las entreguen.

Ningún menor tiene que sufrir por esta negligencia, no fue un simple accidente, afirman las madres.

Asumen que en las escuelas con irregularidades también se pueden presentar este tipo de situaciones por eso indican: «Hay riesgos, por eso lo más importante es que como sociedad estemos pendientes, porque quizá este fue un accidente, pero ellos  ya sabían cómo tapar todo tipo de evidencias”.

Leave a comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.