Share This Article
Texto y foto: Rocío Flores
Después de recorrer distintos museos del país, la exposición Lu’ Biaani: Francisco Toledo y la fotografía, se inaugura este sábado en Oaxaca. La muestra da cuenta de la visión que el artista tuvo de la fotografía como arte, como medio para documentar lo social, lo cultural y lo político, como memoria, incluso como la posibilidad de trascender lo cotidiano.
Lu’ Biaani es una combinación de palabras zapotecas que significa en español “ojo de luz”. “La palabra abre mundos, y la mirada los imagina”, dice el curador de la muestra, Alejandro Castellanos.
Esa es la idea de la exposición, apunta el curador, presentar al público el “ojo de luz” del artista Francisco Toledo, quién descubrió en su adolescencia, en la obra de Manuel Álvarez Bravo, la posibilidad de imaginar el mundo, otros mundos, a través de la luz de la cámara fotográfica, y la legó a generaciones de jóvenes en Oaxaca.
Como artista, consciente del poder de la imaginación, del valor intrínseco de la fotografía, y de su impacto cultural o social, creó el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo como quien siembra una simiente que se ha ido desarrollando a lo largo de casi tres décadas. Además de un acervo de más de 100 mil piezas de fotógrafas y fotógrafos destacados.
Lu ‘Biaani es precisamente una selección de la Colección Toledo, presentada en ocho núcleos. Aquí está la visión del artista que cambió mucho el panorama de la fotografía en México, cuenta el fotógrafo guerrerense Yael Martínez, becario en 2010 de uno de los programas impulsados por el artista juchiteco.
“Generó procesos educativos que hicieron que se descentralizara la fotografía que en ese momento estaba en la Ciudad de México o Guadalajara, Monterrey o Tijuana y propició que tuvieran continuidad en otros territorios”, cuenta Martínez, quien ha logrado con premios internacionales y formar parte de la agencia Magnum.

En el chalet del CaSa está el primer núcleo, se llama Yo otro. Sobresale una foto escultura del artista juchiteco con la libre postura que lo caracterizaba. «Son obras de varios fotógrafos sobre él y obra de él con la fotografía”, resume el curador Alejandro Castellanos.
En este espacio se exhiben piezas de Flor Garduño, Graciela Iturbide, Mary Ellen Mark, Rogelio Cuellar y otros destacados fotógrafos que retrataron al polifacético artista. Además, autorretratos de Toledo en polaroid, intervenciones sobre imágenes y un video especialmente para la exhibición elaborado por Jesús Marquez, donde el artista admite su pasión por la fotografía.

En la sala principal del CaSa se despliegan piezas que forman parte de los siete núcleos restantes, sobre movimientos sociales y políticos de los cuáles el pintor siempre estuvo atento, por ejemplo del movimiento de la COCEI en Juchitán, y el conflicto social del 2006 en la ciudad de Oaxaca.
También, imágenes de Graciela Iturbide que muestran la relación que tuvo el artista zapoteco con el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo, y piezas de un grupo de fotógrafas y fotógrafos que en 1996 coincidieron en el interés de Toledo en impulsar la fotografía como expresión artística, apoyaron en la consolidación del CFMAB y que hoy están en la plenitud de sus carreras.
Otra parte de la exposición relacionada con Oaxaca, se incluyen fotos que tomaron Henri Cartier-Bresson, Mariana Yampolsky, Graciela Iturbide, Eniac Martínez y Sebastião Salgado.
Están imágenes de Sotero Constantino, un fotógrafo juchiteco Sotero Constantino, quien en los años 30 y 40 tuvo un foto-estudio en Juchitán, y durante muchos años estuvo en el olvido, hasta que en la década de los 70 el artista plástico conoció a la familia de Constantino e integró sus fotografías en el acervo.
Se incluyen piezas de Romualdo García, Flor Garduño, Laureana Toledo, Josef Koudelka, Karina Juárez, Manuel Álvarez Bravo, Alejandro Echeverría, Javier León y Yael Martínez, este último documentó el tema de las desapariciones de personas en Guerrero ante la pérdida de tres familiares, la desaparición de dos cuñados y el asesinato de otro más.
En palabras del curador, Lu’ Biaani presenta al público el “ojo de luz” del artista que más influyó en la transformación de la fotografía en México a través de la promoción de la obra de otros, de la creación de una colección y la fundación de un espacio que rinde tributo a quien lo conmovió de adolescente. Un lugar donde, dice, tiene lugar la transferencia de la misma etérea experiencia que le hizo imaginar el mundo a través de la cámara, y en el cual se ha forjado un modo de educación peculiar”.
Este modelo, agrega, ha contribuido a formar una generación que ha participado de la mejor tradición de la fotografía mexicana e internacional, al tiempo que toma las herramientas para recrearla.
Lu’ Biaani es como una metáfora en la lengua zapoteca para nombrar el espíritu de la obra intangible de Francisco Toledo.
Foto de Francisco Toledo: Cortesía del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo.