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Nancy Mayagoita es una destacada curadora y galerista mexicana, su trabajo como promotora cultural del arte contemporáneo es reconocido especialmente en Oaxaca. Aunque hay una actividad en la que se ha concentrado en los últimos años que quizá pocos conozcan. Puede parecer minúscula, pero ella disfruta enormemente observar a los insectos.
Comenzó en 2022 cuando pasó junto a un árbol de lluvia de oro de su jardín y notó unos minúsculos insectos blancos con piquitos negros que después supo eran de la familia de los membrácidos. «Les llaman saltahojas. Aunque en realidad las ninfas (edades juveniles) no saltan, los que saltan son los adultos”, aclara.
Todo eso lo fue aprendiendo a lo largo de tres años, la curiosidad la impulsó a investigar, aprender, explorar y conocer nuevas especies diminutas.
“Esos animalitos blancos tenían unos piquitos sobre el lomo, parecían punks, eran como siete u ocho”, recuerda la promotora, quien asoció la complejidad y belleza de los insectos con algunas manifestaciones artísticas.
Aunque eran diminutos 一generalmente miden entre 2 y 20 milímetros, la mayoría miden alrededor de los 12 milímetros一, Nancy asegura que ese día “resaltaban” entre el tallo del árbol.

“Me llamó la atención que hubiera algo tan blanco y les tomé unas fotos. Las compartí con (el artista) Virgilio Santaella porque en sus cuadros abstractos tiene esas texturas y esa combinación de formas» Los artistas abstractos, dice, observan la realidad, la pasan por su filtro, su sensibilidad y en muchos casos hacen algo maravilloso.
La reacción de Santaella fue tan buena que decidió compartir sus imágenes a otros artistas, amigas y amigos quienes fueron generando una retroalimentación.
Arte y naturaleza
Una de las cosas que le gusta al observarlos, es cómo se puede unir arte y naturaleza.
“La parte estética está ahí, me llama mucho la atención. Pero también esa evolución, ver cómo estos insectos están buscando un color o un tamaño para sobrevivir”.
Nancy considera que esos colores y formas están relacionados con la supervivencia en primer lugar, sin embargo le atrae pensar que podrían ser rojos y no ser estéticos o simétricos. «Pero son así, hay una belleza en las orugas, escarabajos, abejas, etc. cada pelito o protuberancia está en su lugar”.
El asombro
Una mañana Nancy salía a pasear al perro cuando de pronto notó algo: a esos pequeños insectos se les estaban abriendo la mitad de la cabeza y de ahí empezó a emerger despacito otro ser. “Parecía un hada de cuentos infantiles, después vinieron dos churritos de su cabeza que parecía la princesa Leia de StarWars y de ahí se desplegaron dos hermosas alas”, cuenta Nancy.
El asombro de ese momento parece persistir en su memoria. Lo recuerda de manera vívida. Dacher Keltner y Jonathan Haidt, dos psicólogos sociales estadounidenses conocidos por su investigación sobre emociones, afirman que el asombro es un estado psicológico profundo que reconfigura la percepción:
“Así como uno nunca olvida estar de pie frente al Gran Cañón (o contemplando imponentes paisajes), los momentos de asombro pueden crear una transformación casi instantánea y permanente en la visión del mundo”
En el caso de Nancy ver ese proceso que duró como 25 minutos, como en cámara lenta, donde ese minúsculo ser hacía todo el esfuerzo para romper el caparazón poquito a poquito, el asombro la motivó más.
“De las patitas le salieron unas nuevas, funcionales, elásticas, poco a poco las iba desplegando. Fue un proceso incluso penoso, pero ese ser, que suponemos no tiene inteligencia, no lo dejó de intentar hasta que pudo caminar”

El insecto de apenas tres milímetros se volvió de seis, mientras ella le tomaba fotos. Se volvió su pasatiempos favorito, ahora lo hace con varios insectos y los puede nombrar, incluso habla de sus características, aunque siempre aclara: «solo es un hobby. No es una actividad profesional, porque no soy científica”.
Supo que esos insectos son una plaga del nanche que busca árboles donde chupar la savia. Y la manera en la que la mamá deja «la espumita blanca» en un tallo dos tres semanas hasta que emergen las ninfas.
Son seres que han llegado a este siglo XXI después de millones de siglos de evolución. Cambian como cuatro o cinco veces hasta que se vuelven adultos y buscan su pareja para reproducirse, afirma. Para ella mirar estos procesos es un privilegio que le permitió tener una conexión más cercana con la naturaleza, ayudándose de la tecnología de un celular.
“Hay que alabar que la tecnología nos pueda acercar a la naturaleza de una manera diferente. No tienes que sentirte científica (o) e ir a comprar equipo especial, tener trípodes, lámparas o luces para poder observarla y maravillarnos con nuestras preguntas…
Habla de las preguntas porque, dice, no tenemos las respuestas de por qué y cómo han evolucionado”
«Han sido millones de años y hay 35 mil especies de estos saltahojas o membrácidos, unos son verdes, otros rojos y tienen sus formas de defenderse», añade.
El Periquito del nanche (Membracis mexicana), como también se le llama, no es tóxico y no suele suponer una amenaza para la salud de los humanos, pero puede debilitar a su árbol favorito, Lo tiene claro, pero sabe que otros insectos como las abejas y avispas pueden acabar con ellos. “Hay belleza, pero también puedes ver cómo actúa una especie sobre otra”.
En tres años, Nancy Mayagoitia ha visto insectos que nunca había visto, se ha maravillado con los colores y formas, afinó la vista, aprendió a editar y ha logrado hacer creativos reels que ahora los comparte desde una cuenta de Instagram.
«Ese correr de todos los días, no nos deja mirarlos, pero hay que verlos, fotografiarlos» sugiere la galerista.



1 Comment
Nancy Mayagoitia
Gracias Rocío por tu interés, por esa curiosidad gentil, amable y que hace importantes los momentos en que nos detenemos a mirar a la naturaleza y descubrir su misteriosa belleza.