Orientadas por el principio de la Tensegridad, dos jóvenes diseñadoras industriales de 26 años, recién egresadas de la Universidad de Guadalajara, llegaron esta semana a Oaxaca a compartir la ciencia y una manera de llevarla a la práctica en las actividades cotidianas.
Entre las niñas y los niños, incluso entre las personas adultas, algunas veces se piensa que la ciencia es aburrida y que no se pueden aplicar en la vida diaria, pero Irma Itzel Ávalos Villicaña y María Fernanda Trujillo Torres abrieron la posibilidad de verla y entenderla de otra manera, por medio de una iniciativa a la que llamaron Garabatos y retazos.
Retomando el principio llamado tensegridad que conocieron en las aulas universitarias, el cual toma la tensión entre dos componentes o materiales para crear nuevas estructuras, Itzel y Fernanda diseñaron algunas piezas que no sólo son fáciles de crear sino que tienen la capacidad de plegarse, son ligeras para transportarlas y sobre todo, puede ser útiles.
Su propuesta fue compartida y replicada por familias habitantes del municipio de Santa Rosa Panzacola, en quienes 一cuentan一 fue evidente el ánimo y el espíritu colaborativo, pues se unieron en dos largas jornadas para crear pequeñas estructuras, a las que denominan arquitectura de bolsillo, hechas a base de materiales que puedes quitar y poner del espacio público en el que se encuentran.
La iniciativa entrelaza arte y tecnología. Tiene como objetivo fomentar la apropiación del conocimiento, de la ciencia en particular, a partir de experiencias significativas de esparcimiento.
“Nuestra intención es que permita ejercitar el pensamiento lateral y creativo por medio del juego y la generación de experiencias en torno al espacio público en que se encuentren los participantes”, comenta Itzel.
Fernanda explica que de esta manera las experiencias pueden ser traducidas en el futuro a recuerdos, que luego podrían incidir en la apropiación de sus espacios y el sentido de pertenencia a su comunidad.
“Está comprobado que estas experiencias positivas aportan, incluso nos dan la oportunidad de ser más participativos dentro de nuestras comunidades».
Por otra parte, exponen que los espacios públicos son lugares para actividades de esparcimiento, ya sean deportivas, artísticas o culturales, pero muchas veces no cumplen con las funciones mencionadas por que están abandonados, deteriorados o les falta mantenimiento. Esto reduce la convivencia entre los vecinos y lleva a la comunidad al sentido opuesto al objetivo por el que fueron creados.
Estas condiciones, resumen Fernanda e Itzel, generan un deterioro de la empatía y del sentido de pertenencia del lugar donde viven. Pero ellas confían que con proyectos de este tipo pueden abrirse otras posibilidades.
«Nosotras llegamos a compartir el principio, les dijimos pueden hacer estas figuras o estructuras, pero lo mejor es que experimenten, que jueguen con eso porque así ustedes podrán descubrir miles de posibilidades. Las niñas y niños quedaron fascinados y nosotras también porque sentimos el espíritu comunitario de las vecinas y vecinos que siempre nos apoyaron».
Garabatos y retazos fue seleccionado por el Laboratorio de Innovación Ciudadana Oaxaca (Labic), una especie de congreso multidisciplinario en el que distintos profesionistas contribuyen con proyectos a mejorar la vida cotidiana de las comunidades en el país y en el mundo.