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Un domingo de gloria

Apoyándose en el Coro de la Ciudad, dirigido por Israel Rivera Cañas, el ayuntamiento de Oaxaca de Juárez organiza durante el período de Semana Santa un programa de conciertos con música sacra en diferentes templos católicos de la época colonial.

El Domingo de Ramos de este año, 17 de abril, este programa del ayuntamiento dio espacio a un excelente concierto en el antiguo templo de la Compañía de Jesús, con la interpretación del Gloria de Antonio Vivaldi y de la Misa de Coronación de Amadeus Mozart interpretados por el Coro de la Ciudad, el Coro Mauricio Ravel que dirige Pierre-Arnaud Le Guérinel, el organista Isaí Guzmán Hernández y la Orquesta Filarmónica de Oaxaca que dirige Eduardo Juárez.

Después de dos años de aislamiento forzado por la pandemia, el hecho de que la gran música sacra vuelva a instalarse en espacios públicos, inclusive los devocionales, es una magnífica noticia. La música es un alimento del alma y de la salud, por lo cual se agradecen todas las iniciativas y acciones que conduzcan a disfrutar melodías sobresalientes en tiempos en que aún debemos convivir con grandes precauciones sanitarias.

El concierto celebrado en el antiguo templo de la Compañía de Jesús despertó magníficos ecos en la edificación construida entre 1576 y 1607. No es imposible que, entre esas mismas bóvedas, cuando albergaban aún órdenes católicas, resonara la majestuosa misa compuesta por Mozart en 1779. Los jesuitas fueron expulsados de México en 1767, pero quizá a las monjas de la Inmaculada Concepción, quienes ocuparon el templo a partir de 1770, les tocara intervenir en alguna interpretación de la misa mozartiana.

Lo que sí es mucho más probable es que la famosa composición de Vivaldi no haya sido ejecutada antes en este espacio, pues si bien se sabe que el compositor y ex sacerdote la escribió en 1713 o 1714, la ahora famosa obra tuvo que esperar a ser redescubierta hasta 1920 y sólo en 1939 fue interpretada por primera vez en la ciudad de Siena.

El pasado Domingo de Ramos el Gloria resonó en el templo de la Compañía oaxaqueño en las voces de los coros de la Ciudad y Maurice Ravel, con las exquisitas voces solistas de la soprano Rebeca Ramírez y la contrato Monserrat Yescas. El desempeño de estas cantantes confirma la excelencia que diversas vocalistas oaxaqueñas han alcanzado en la música tanto formal como popular, y para esto hay que recordar la presencia de Scherhezada Cruz, María Reyna y Maribel Sánchez en la ópera, de Dora Vera en la música coral, o de Lila Downs en el blues y melodías del repertorio popular.

En la segunda parte del concierto, se sumaron las voces del tenor Manolo Vargas y el bajo Felipe Espinoza para cumplimentar la magnificencia de la Misa de Coronación, la cual al parecer fue estrenada en Viena al coronarse el emperador Leopoldo II, en 1791, o al año siguiente, al celebrarse el acceso al trono del emperador Francisco II.

El maestro Juárez al frente de la orquesta Filarmónica, así como los directores de los coros, Rivera Cañas y Guérinel, apoyados por las y los solistas, lograron una fluida y conmovedora interpretación de la Misa mozartiana, inundando las sobrias naves del templo que edificaron los jesuitas hace tres siglos.

El programa de conciertos de música sacra de la Secretaría de Arte y Cultura del gobierno municipal es una muy buena iniciativa de su titular, Leticia Valle Mijangos, que permite a la comunidad recuperar el vínculo que la música establece para una mejor convivencia. Demasiado silenciosa en materia melódica ha permanecido la capital oaxaqueña, y es tiempo de resarcir con obras de alta calidad los espacios públicos en que pueden escucharse e interpretarse las obras de compositores excepcionales.

La unión de dos coros con gran trayectoria en el ámbito oaxaqueño, y la concurrencia de los talentos solistas de Rebeca Ramírez y Monserrat Yescas, aumentados por las intervenciones de Manolo Vargas y Felipe Espinoza, dieron particular brillo al concierto del 17 de abril en el templo de la Compañía.

Viendo estos resultados, es deseable que el Coro de la Ciudad, que en este año cumple 32 de esforzada labor, vaya adquiriendo no sólo una sede sino también un reconocimiento traducido en la justa retribución material dentro de las instituciones municipales. Al escuchar a este conjunto coral de tan digno desempeño, no deja de hacerse evidente que las previas administraciones municipales no han estado a la altura de la agrupación, pues hasta la fecha ninguno de los diferentes ayuntamientos ha correspondido a estos artistas con una adecuada iniciativa de apoyo económico y para la formación de nuevas y nuevos integrantes del coro. 

En otras ciudades sería un orgullo para las autoridades mantener un coro de esta solvencia como institución debidamente remunerada y alojada. En Oaxaca, las diferentes administraciones municipales simplemente se han aprovechado del trabajo gratuito de esta agrupación artística. Ya es tiempo de que esa situación se corrija.

Por lo pronto, la música ha vuelto a los recintos religiosos de Oaxaca con un espléndido programa coral. Esperemos que pronto se multipliquen los conciertos en espacios públicos de la capital. La sociedad requiere urgentemente de estos estímulos para restablecer una sana convivencia después de los estragos que la pandemia aún genera.