Parte II de III
El único atisbo de aportación cultural de la administración Murat Hinojosa parecía ser el nuevo Centro Cultural “Álvaro Carrillo”, cuya construcción anunció el gobernador desde 2018, pero que sólo comenzó en 2021. El 7 de diciembre de ese año se presentó Murat en ese sitio para confirmar la construcción del Centro Cultural, el cual “se integrará al parque del Monumento a la Madre en el que se dejará un espacio público integral para las familias de Oaxaca, además de ser un lugar de exposición artística y cultural”. El mandatario anunció que dicho Centro dispondrá de un complejo teatral con aforo de 800 a mil 087 asistentes y con una zona para talleres, área comercial, tienda del museo, cafetería y estacionamiento. Detalló que la edificación costará 360 millones de pesos y también permitirá la presentación de obras al aire libre, además de que “su espacio museístico será el primero en contar con estándares internacionales, lo cual traerá obras de museos del mundo y con ello, nuevos circuitos turísticos y culturales al estado”.
Si bien Alejandro Murat anunció un espacio museístico para este complejo cultural que, según su promesa, quedaría concluido en marzo de 2022, omitió definir qué tipo de museo será ni los criterios para su creación. Lo mismo hizo su padre José Murat en 2005, al crear el Museo de los Pintores Oaxaqueños sin dotarlo de estatuto legal ni acervo propio, los cuales son esenciales para una institución museística. También el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca funciona desde 1992 sin estatuto legal, lo cual ha favorecido que el MACO pueda ser botín de particulares, como quedó evidenciado desde 2020.
Para empeorar la situación, la esposa de Murat Hinojosa, Ivette Morán, se atrajo toda clase de críticas por su abuso al promoverse frívolamente mediante la pasarela “Mercedes-Benz Fashion Week” del 17 al 20 de agosto de 2022. El Congreso estatal inclusive aprobó el 17 de agosto un punto de acuerdo por el que reprendió al entonces gobernador Murat y a su esposa Ivette por el uso, aprovechamiento y comercialización del patrimonio cultural de Oaxaca. La diputada de Morena Yesenia Nolasco Ramírez cuestionó al actual gobernador por “gastarse el dinero en publicitarse” y dejar endeudados al estado hasta el 2044. Agregó que el gobierno de Murat “tiene bloqueos carreteros, facturas por todos lados, falta de servicios básicos, inseguridad y feminicidios y se da el lujo de traer eventos como la edición de Mercedes-Benz Fashion Week que lanzará las colecciones de Moravy, cuya propietaria es la esposa del gobernador, Ivette Morán de Murat”.
El 14 de noviembre de 2022 Murat Hinojosa inauguró casi por sorpresa las nuevas instalaciones de la Real Alhóndiga de Antequera, en el que su administración invirtió 30 millones de pesos, según informó a medios de comunicación. El inmueble data de mediados del siglo XVIII, aunque en su suelo están los vestigios de la casa y el templo del mayordomo de Moctezuma Xocoyotzin, así como las huellas de la llamada Casa de Cortés. El sitio que albergó durante décadas la Comisaría número 1, “servirá para las artes escénicas”, dijo el gobernador, pero las obras estaban sin concluir.
El 20 de noviembre de 2022, en una ceremonia que se caracterizó por su elitismo, Murat y los empresarios Alfredo Harp, Carlos Slim y Roberto Hernández inauguraron el Centro Cultural “Álvaro Carrillo”. Fue uno de los últimos actos públicos del mandatario saliente. El edificio costó 167 millones de pesos más de lo anunciado, según reveló el nuevo gobernador Salomón Jara Cruz al asumir su cargo el 1 de diciembre de 2022.
Aún queda por discutir el manejo del Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca, construido por la administración de Murat Hinojosa junto a la Ciudad de las Canteras en 2017, a un costo superior a los 377 millones de pesos. Ese costo, por cierto, no incluye los 500 millones de pesos que Gabino Cue arguyó haber gastado en el proyecto antes de “heredárselo” a Alejandro Murat. Cue nunca fue investigado por esa y otras millonarias erogaciones que después resultaron cuestionadas por el gobierno de Murat Hinojosa.
Por ejemplo, durante la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) 2022, Guillermo Veronesi y otros libreros y editores hicieron señalamientos a la forma en que la empresa editora Almadía se aprovechaba del espacio del Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca, Veronesi, en su sitio de Facebook, expuso el 21 de octubre de ese año: “Además de las numerosas otras críticas que se han hecho al respecto, la Feria del Libro de Oaxaca, que empieza hoy, representa un clásico ejemplo de una política pública mal diseñada. Al canalizar millones en fondos públicos y otras prebendas a Almadía-Fondo Ventura, los varios niveles de gobierno están interviniendo en el mercado local para apuntalar aún más una empresa que, a través de la Proveedora Escolar, ya de por sí ostenta un cuasi-monopolio en el estado. Y como cualquier otro monopolio, Almadía-Fondo Ventura aprovecha su posición preponderante para crear barreras a la entrada de otras iniciativas: en este caso por medio del cobro excesivo de los stands. Bien se sabe que editoriales como la nuestra no estamos en condiciones de erogar $23,000 pesos (o lo que terminó siendo) por un stand… o las que lo hacen, lo hacen a duras penas, compartiendo espacios y viendo cómo gran parte de sus ganancias será aspirada en la cuenta final. El resultado es que al público de Oaxaca, o al segmento limitado del público que asiste a ese evento, se le niega la oportunidad de conocer otras opciones de libros hechos aquí. En lugar de eso, y con contadas excepciones, tendrán que contentarse con el mismo surtido de libros que podrían ver en cualquier otra feria en cualquier otra parte del país. Y es precisamente por eso que una buena política pública debería romper con los monopolios privados; o como mínimo absoluto, no agravarlos. Si Almadía-Fondo Ventura quisiera hacer su propia feria con su propio dinero, está bien, que ponga las reglas que quiera. Pero en cuanto hay dinero público de por medio, y no poco, existen otras obligaciones, entre ellas, las de ser abierto, inclusivo y transparente. Hay otras maneras de hacer cultura, otras maneras de diseñar políticas, otras maneras de acercar los libros al público. Falta visualizarlas”.
El 1 de diciembre de 2022, al asumir la gubernatura del estado, Salomón Jara Cruz denunció ante la multitud que congregó su toma de posesión que Murat Hinojosa dejó una deuda pública de más de 20 mil millones de pesos. El nuevo mandatario reclamó que se manipuló la información para ocultar trabajos de infraestructura inconclusos, que constituyen grandes ‘elefantes blancos’, entre los que incluyó las últimas obras inauguradas por su antecesor. “Algunos de los fracasos más emblemáticos son el Centro de Convenciones en Huatulco, cuya primera etapa costó más de 32 millones de pesos, es un verdadero fracaso. La Casa de Alas, del DIF, con un costo de más de 60 millones de pesos es una obra que está ya derrumbándose. Y el Centro Cultural Álvaro Carrillo, con un costo de más de 527 millones de pesos, y que fue inaugurado, es una burla para el pueblo de Oaxaca”, dijo. Lo anterior, señaló, porque todos estos proyectos fueron inaugurados de manera apresurada y sin haber cumplido con 100% de su avance físico. “Estas obras constituyen hermosos cascarones que muestran de cuerpo entero un legado de proyectos inconclusos, sobrevaluados y mal hechos”.
Cabe mencionar que en 2019 falleció Francisco Toledo, el artista que aplicó sus recursos propios y consiguió canalizar fondos del Estado para impulsar todo tipo de instituciones y acciones culturales en Oaxaca. Con su desaparición, Oaxaca perdió no sólo a un creador artístico excepcional, sino a su promotor cultural más hábil. Como opción filantrópica permanece la asociación civil “Francisco Che Gómez” fundada por Toledo para impulsar sus iniciativas de promoción cultural. La sostienen activamente sus hijos que viven en la ciudad de Oaxaca, el artista visual Dr. Lakra (Jerónimo López Ramírez) y la promotora cultural Sara López Ellitsgaard.
Otra opción denominada filantrópica que permanece en Oaxaca es la Fundación Alfredo Harp Helú, del empresario del mismo nombre. Harp ha sido cuestionado por irse apropiando —vía contratos de comodato— del patrimonio monumental y cultural de Oaxaca. El escritor Fernando Solana Olivares publicó un detallado texto sobre la forma en que el empresario ha acumulado la posesión del patrimonio monumental y cultural de Oaxaca: “El movimiento envolvente es el de Alfredo Harp Helú y su fundación, en cuya propiedad o manejo, hasta hace apenas un par de años, constaban los siguientes espacios oaxaqueños según un informe, casi todos ellos ‘concesionados’ a través de vigencias que duran décadas y gestionados en buena parte con dineros públicos, conforme los filántropos neoliberales mexicanos suelen operar. En el Centro Histórico: Casa de la Ciudad (media manzana), Biblioteca Burgoa-Jardín Etnobotánico-Museo de Santo Domingo (dos manzanas), Museo de Filatelia (media manzana), Museo Textil-Ex convento de San Pablo-Teatro Macedonio Alcalá (dos manzanas), Ex convento de Consolación (media manzana), casas en calle García Vigil y calle Independencia (media manzana, al menos), Fundación Harp (un cuarto de manzana). En Jalatlaco: Antigua Curtiduría (media manzana). En el Ex Marquesado: Museo del Ferrocarril-Antiguas bodegas de la estación (seis manzanas). En el Cerro del Fortín: Planetario del ITO (media manzana). En Santa Lucía del Camino: Estadio Eduardo Vasconcelos-Gimnasio Flores Magón-Polideportivo Venustiano Carranza-Ciudad de las Canteras (doce manzanas). Esto, que no es todo, solamente en la ciudad de Oaxaca.”
Otro caso en que un museo oaxaqueño quedó en la indeterminación jurídica es el del Museo de Arte Prehispánico de México “Rufino Tamayo”, pues como explicó la periodista Lizbeth Mejía Reyes, a principios de 2019, “ante la falta de un documento que señalara la pertenencia del mismo, ésta se entendía como una invención jurídica o sólo bajo las palabras con que su fundador, Tamayo, lo dedicaba ‘al noble pueblo oaxaqueño’”. Si bien el 28 de octubre de 2019 —añadió la periodista—, autoridades estatales y federales firmaron un convenio de colaboración que entre sus 16 acciones artísticas y educativas contempla una sobre el museo, que pasará a manos de la administración pública estatal. Por ello, al gobierno estatal correspondería “realizar las gestiones necesarias a fin de incorporar el Museo Rufino Tamayo como parte de la administración pública estatal de Oaxaca”. El 29 de enero de 2020, al cumplir el Museo Tamayo de Oaxaca 46 años de existencia, la periodista Mejía Reyes preguntó al director interino Enrique de Esesarte Pesqueira sobre los avances de ese proceso. El entrevistado “dijo que aún no considera prudente abordarlo”. Han pasado dos años de esa declaración y el tema sigue sin esclarecer.
Por otra parte, el régimen de Alejandro Murat cerró el año de 2021 con un acto de persecución política que afecta a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca: empeñado en imponer como rector de la UABJO a un cuestionado funcionario estatal (Gilberto Gamboa Medina), el mandatario operó para encarcelar al ex rector Eduardo Martínez Helmes el último día de 2021, por supuestos delitos fiscales. Buena parte de la comunidad universitaria ve en el encarcelamiento del ex rector una maniobra de Murat para forzar la colocación de Gamboa en la rectoría, pues, ante el advenimiento de Morena al Poder Ejecutivo estatal, la UABJO se volvería un instrumento al servicio del PRI en la promoción y manipulación de un amplio rango de conflictos políticos y sociales.
Por si te lo perdiste: Arte y cultura en Oaxaca: ¿en transición o al despeñadero? Parte I de III