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Texto y foto: Lisbeth Mejía Reyes
Si únicamente se piensa desde lo económico, el programa turístico de pueblos mágicos podría considerarse un éxito para muchos de los pueblos del país declarados como tal, dice el antropólogo y geógrafo Omar Peral Garibay. “Pero si evaluamos otras variables, se han generado conflictos muy importantes que no son tomados en cuenta por la política turística: como el encarecimiento del valor del suelo, encarecimiento de las rentas y de los bienes de consumo”, apunta el también especialista en urbanismo.
Autor de La producción del espacio en los centros históricos y la tendencia hacia su gentrificación: el caso del centro histórico de Oaxaca, Peral Garibay advierte que con la réplica de esta política nacida en 2001, ahora bajo el nombre de barrios mágicos, los efectos sociales adversos serán similares. Y que estos se podrán observar en el barrio de San Matías Jalatlaco, el primero del estado de Oaxaca en hacerse con la denominación de la Secretaría de Turismo federal.
“Esta declaratoria es el reforzamiento de una lógica dominante que ve al espacio y la cultura como elementos mercantiles y eso va a trastocar las relaciones sociales, dinámicas y prácticas de estos espacios”.
Tanto el programa pueblos mágicos como barrios mágicos son políticas turísticas que inciden directamente en espacios patrimoniales y “esa es la principal problemática”, subraya el investigador, quien enlista como ejemplos los pueblos de Tepoztlán, en Morelos; Malinalco, Estado de México, y Todos Santos, en Baja California Sur, donde incluso la población originaria ha optado por cancelar sus tradiciones ante el desbordamiento de turistas en un pequeño espacio.
En Jalatlaco, donde los vecinos consideran que la misma urbanización acabó con su tradición talabartera y de curtidores, incluso con el río homónimo, Peral explica que se agudizará la gentrificación. Además de que califica a este tipo de programas como políticas de “pantomima”, pues impulsan espacios ya consolidados turísticamente.
El Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat) define a la gentrificación como la “renovación y reconstrucción urbana se acompaña de un flujo de personas de clase media o alta que suele desplazar a los habitantes más pobres de las áreas de intervención”.
En este caso, se seguirá desplazando a las familias que por siglos han radicado en este barrio fundado en 1524 y que junto con otros dio origen a la actual Oaxaca de Juárez. Y junto con el desplazamiento de ellas habrá un despoblamiento del barrio, advierte Peral, quien cree que a su vez se intensificará la turistificación, pues en los sitios donde solía haber giros o negocios tradicionales (panaderías, cafés u otros) ahora habrá únicamente los enfocados al turismo: hoteles, cafés, restaurantes y alojamientos de Airbnb, así como el encarecimiento de los bienes de consumo.
Con el despoblamiento se perderá también la cultura, explica Peral, pues “la reproducción de la cultura la posibilitan los habitantes. “No van a desaparecer los edificios, pero sí sus funciones tradicionales, va a quedar un mero cascarón, una escenografía”.
De acuerdo con Peral, el problema no es que haya actividad turística sino que “se piense como única posibilidad de desarrollo” y que a partir de esto los gobiernos se enfoquen más en satisfacer las necesidades de los visitantes que de la población local. Además de que no han planteado políticas integrales o que regulen la actividad turística.
Por varios sexenios, el gobierno estatal ha identificado a la ciudad de Oaxaca como uno de los tres destinos turísticos por excelencia, y al que llega la mayor parte de visitantes nacionales y extranjeros en temporadas como la de Semana Santa, las vacaciones de julio (por las fiestas de Guelaguetza), Día de Muertos y vacaciones de diciembre.
Para el periodo del 3 al 16 de abril, la Secretaría de Turismo ha proyectado la llegada de cerca de 110 mil visitantes a la ciudad, una ocupación hotelera de entre el 55 y 61 por ciento, además de una derrama económica aproximada de 287 millones de pesos.
“El turismo es una actividad importante que se debe desarrollar, pero no es la única ni se debe darle manga ancha. El turismo o la actividad turística o el sector turístico no puede decidir lo que se hace en el conjunto de la ciudad y espacio”, apunta el especialista, quien señala que contrario el discurso de los gobiernos federal y estatal, no hubo consulta a los habitantes sobre si querían o no esta declaratoria.
En temporadas como la actual, la llegada de turistas sobrepasa la capacidad de carga de la ciudad, pues se saturan las calles, aumenta la generación de residuos, el tráfico e incluso el ruido que incomoda a vecinos del centro histórico, del que es parte Jalatlaco.
En la capital, el abastecimiento de agua potable ha sido insuficiente para sus 270 mil habitantes, quienes deben esperar al menos tres semanas entre tandeo y tandeo por parte de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (SOAPA).
Con los más de 100 mil turistas incrementa también la generación de residuos, en medio de una crisis por la falta de un relleno sanitario. Entre el 8 de noviembre y hasta hace un mes, el ayuntamiento ha gastado más de 50 millones de pesos por enviar la basura a depósitos de otros estados.
“Lo que vemos es que opera un sector de la economía que está generando este tipo de procesos sin que haya una contraparte que lo pueda regular o detener. No se están generando otras políticas y se le apuesta a una sola”, remarca Peral.
1 Comentario
Gloria Trujillo
Totalmente de acuerdo