Hace apenas un mes, el cineasta Juan Pablo Villalobos estaba indeciso, tenía la opción de llevar su cortometraje a Europa o la posibilidad de participar en el Festival de Cine Internacional de Morelia (FICM), el de más representatividad en cuanto al cine mexicano contemporáneo. Al final decidió participar en Morelia. “Creo que tomé una buena decisión”, suelta espontáneo el recién premiado por Xquipi, con el Ojo al mejor cortometraje de ficción mexicano.
El Ojo es la estatuilla que se entrega a los ganadores en las diferentes secciones del FICM, es un premio que otorga un jurado compuesto por críticos y programadores de cine internacional.
Juan Pablo compitió con producciones de todo tipo, desde las que se realizan con productoras ya establecidas, hasta cortometrajes de cineastas que antes ya han estrenado largometrajes. Un total de 28 cortometrajes de todo el país en la categoría de ficción, donde resultó ganador.
El jurado estuvo integrado por Léo Ortuno, periodista y crítico cinematográfico francés; Jaime E Manrique, director del Festival de Cortos de Bogotá; y Justin Valtier, gestora y directora del festival Regard en Quebec
Es la primera vez que un cortometraje oaxaqueño gana en la categoría de ficción. Antes, en 2018 el cineasta mixteco Nicolás Rojas Sánchez fue ganador del Ojo a cortometraje documental mexicano por Tuyuku (Ahuehuete). Tiempo atrás, en 2014, Rigoberto Pérez Cano lo ganó en ficción con su largometraje Carmín Tropical.
Xquipi, cortometraje con lenguaje y tono innovador
Casi nunca se habla de tono cuando se habla de cine, algunos van entre el realismo, la comedia y la farsa. El tono de mi cortometraje es especial porque no cabe en ninguna de las categorías anteriores, dice el joven creador, quien reconoce que se ha nutrido del cine asiático principalmente, así como de cineastas como John Ford y Emilio El Indio Fernandez, por mencionar solo algunos clásicos del cine contemporáneo.
“El corto es una mezcla rara de todo eso, es algo que aún estoy descubriendo. Tal vez fue eso lo que les agradó, que no siguió una tendencia, que se sale de los estereotipos en cuanto a la realización, es decir a la puesta en cámara y también en cuanto al tono”
El equipo está muy feliz porque este premio se siente oaxaqueño. De hecho, según Juan Pablo “este corto es casi cien por ciento istmeño”, casi todo el equipo es de Tehuantepec, Ixtepec y San Blas Atempa, el único de Juchitán es el actor Julio Bustillo.
«Quiero compartirles el premio, es una escultura de Javier Marín, exclusiva para los ganadores del Festival de Morelia. Probablemente nos tomemos una foto y hablaremos algo sobre el trabajo», comparte.
Juan Pablo Villalobos considera que este año la participación de muchos y muchas cineastas de Oaxaca en el FICM es consecuencia de que se ha visibilizado más el México heterogéneo que somos, en donde la población del Sur y la indígena nunca se había tomado en cuenta.
“Desgraciadamente así ha pasado en la historia política del país, todo va llegando con rezago al Sur. Estamos llegando un poco tarde por la injusticia económica y desigualdad social”
Para el realizador de raíces zapotecas, el cine es inaccesible económicamente, se necesita tener equipo para filmar varios días y dinero para alimentar a las personas. Pero conforme se va teniendo acceso a esos medios, naturalmente se van produciendo más cosas.
Observa que este momento también es el resultado de lo que han hecho muchas personas por el cine, entre ellas reconoce a cineastas como Ángeles Cruz o Luna Marán. “Ellas han abierto mucho camino para que muchos cortos y películas oaxaqueñas estén ahí. Es resultado de todo eso. Tuvimos que salir fuera para estudiar cine al principio de este siglo y ahora ya estamos produciendo”.
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