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Texto y foto: Citlalli López Velázquez
Con 13 años de edad, “Camila”, indígena zapoteca, ha tenido que luchar por justicia. Ante la vulnerabilidad de su madre, quien sufre de una enfermedad, Camila quedó vulnerable ante la violencia de su abuelo y tío quien durante varios años cometieron contra ella actos de abuso y violación sexual.
Hace seis meses rompió el silencio sobre esta esclavitud que vivía en su casa y pidió el acompañamiento de la presidenta del DIF de su localidad para interponer una denuncia penal contra sus agresores.
Tras un largo caminar y tocar puertas logró que la fiscalía de Oaxaca abriera una carpeta de investigación por el delito cometido en su contra, sin embargo, a medio año de aquello, los agresores gozan de impunidad y ella fue desplazada de su hogar junto con su madre.
Raquel Díaz Gutiérrez acompañante del caso explica que conoció del caso de Camila a partir de una plática sobre prevención de la violencia sexual infantil que dio en la secundaria a la que asiste la niña.
“Hace tiempo pensaba: han cambiado las cosas, pero la verdad es que no ha cambiado nada porque la misma situación que viví en mi infancia la están viviendo otras niñas y niños (…) Me duele mucho lo que está pasando con la humanidad porque no hemos cambiado para bien, sino para mal”.
Con base en los registros de lesiones 2010-2023 de la Secretaría de Salud, la Red por los Derechos de la Infancia y Adolescencia (REDIM) exhibe que la violencia sexual hacia infancias y adolescencias en México es alarmante; durante el 2023 se atendió por violencia sexual a 9 mil 802 personas de entre 1 y 17 años de edad.
Díaz Gutiérrez hizo un llamado a la fiscalía de Oaxaca y las instancias involucradas en garantizar los derechos de niñas, niños y adolescentes para que se garantice la justicia para Camilia y su derecho a vivir una vida libre de violencia.
En junio de este año, Camila participó en una carrera atlética por los derechos de la niñez, su intención era acercarse a funcionariado del DIF nacional para exponer su caso, sin embargo, no lo logró. Decidida a alcanzar justicia, pidió el acompañamiento de Raquel para presentar una denuncia contra sus dos agresores: su abuelo y su tío materno.
De manera directa Raquel contactó a la procuradora estatal de la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de Oaxaca (Prodenao), Yarib Hernández García y posteriormente, debido a la falta de atención al caso, directamente al fiscal de Oaxaca, Bernardo Rodríguez Alamilla.
De esta manera fueron canalizadas al Centro de Justicia para las Mujeres (Cejum) y se abrió la carpeta de investigación. En el lugar se toparon nuevamente con pared. Camila requería del acompañamiento de un familiar. Por la edad no podía ser ella la denunciante y tampoco su madre por tener una enfermedad mental.
Con la intervención del fiscal, en la institución permitieron la apertura de la carpeta de investigación y tanto Camila como su madre permanecieran en el refugio y se le realizaron las pruebas psicológicas que confirmaron que Camila había sido víctima de violencia sexual durante varios años.
Aún con las pruebas y la denuncia, hasta el momento las autoridades no han procedido en contra de los violentadores quienes además despojaron de su casa a Camila y a su madre. La única acción fue una medida cautelar en la que prohíben al tío y al abuelo acercarse a Camila, pero no garantizan su seguridad.
Actualmente madre e hija viven en casa de una de sus tías. El temor de la directora del DIF es que al término de su labor al frente de esta institución el próximo 31 de diciembre por cambio de gobierno municipal, Camila nuevamente sea víctima de violencia sexual o de una agresión mayor por haber denunciado.