*Una jueza separa a una menor de 10 años de su madre, una fotógrafa italiana quien pide a las autoridades oaxaqueñas le devuelvan a su hija
Por Soledad Jarquín Edgar. Edición Rocío Flores |Red de Mujeres Periodistas de Oaxaca
Este 16 de noviembre, Ada una niña de 10 años cumplió tres meses en la Casa Hogar número 1 del DIF Oaxaca. Fue separada de su madre, la fotógrafa italiana Elena Marini, por orden de la jueza del séptimo juzgado de lo Familiar, Concepción Cruz Santiago.
Elena Marini fue acusada sin fundamento por Francisco Javier León Pacheco, el padre biológico de su hija, de ejercer violencia contra la menor.
La jueza, sin tener ni elementos legales, ni pruebas de su paternidad, ya que la niña no fue reconocida legalmente, admitió la acusación y ordenó en un primer momento que Ada fuera entregada a su padre biológico Francisco Javier León Pacheco, pero la niña se negó y fue enviada a la casa hogar del DIF.
En este tiempo, Marini ha recurrido a la vía jurídica para que le entreguen a su hija, incluso envió una carta a la presidenta del Sistema DIF, Irma Bolaños en donde le cuenta las irregularidades de la jueza y el favoritismo con el padre biológico de su hija, así como la negativa de la autoridad judicial para escuchar a Ada. Pero hasta hoy no ha habido respuesta.
“Estoy aterrada por lo que ahora está viviendo mi hija en la Casa Hogar del DIF”, dice.
Hace tres meses, Ada visitó la casa de su padre biológico León Pacheco, a quien ve regularmente debido a que su madre accedió a la convivencia padre-hija desde que la niña tenía dos años de edad, cuando él pretendió reconocer su paternidad, pero ella se opuso por » la naturaleza violenta» del padre.
Cuando volvió hizo “un gran e inexplicable berrinche”, cuenta la fotógrafa, quien pidió el apoyo de la policía local, pensando que podía intervenir como lo hacen en su país, Marini llamó al número de emergencias, para evitar que se dañara, pero la policía se negó a intervenir.
Más tarde, llegó otra patrulla, y junto con ésta Francisco Javier León Pacheco. Esta patrulla sí intervino pero solo para llevarlas a las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública en Santa María Coyotepec, donde fueron retenidas durante varias horas y a ella, un policía le advirtió que debía darle la custodia al padre sino le iría muy mal.
Luego fue trasladada a la Fiscalía Especializada para la atención de Delitos contra la mujer por Razón de Género, y separada de su hija. Ahí la fiscal Margarita Guzmán Corsi resolvió que no había elementos para retenerla y prometió que al siguiente día le entregaría a la menor.
Pero al día siguiente se encontró con la sorpresa de que el padre biológico de la niña junto con un grupo de abogados la acusó de violentar a su hija y reclamó la custodia de Ada, quien se negó a ir con su padre.
Han pasado tres meses de este episodio, lejos de su hija, quien le ha contado que ha sufrido actos de violencia en la casa hogar. También en este tiempo, cuenta Marini, la jueza ha actuado con parcialidad: mientras que a ella se le ponen obstáculos para ver a su hija, a él le autorizaron verla todos los días, a pesar de que no tiene un documento que avale su paternidad.
También pretendió agilizar la prueba de ADN para Francisco Javier León Pacheco que serviría para reconocer su paternidad y para otorgarle la guarda y custodia de Ada, pero debido al paro de labores en el Poder Judicial no lo logró.
Por otra parte, la firma de abogados que representa a León Pacheco le ha propuesto ceder la guarda y custodia, y “como acto de buena voluntad” ella tendría derecho a una visita vigilada por mes.
“El castigo a la madre continúa”
La fotógrafa ve en estos actos un tema de violencia vicaria, una forma de violencia del padre, quien al separarla de su hija busca causarle dolor a ella como madre.
Explica que el enojo de León Pacheco inició a raíz de su relación con otra persona, a pesar de que entre ambos no existe ningún tipo de relación desde hace más de 10 años, “solo convivimos por la niña, su pretensión es castigarme”, dice.
Hace poco, durante la celebración de Muertos, la niña leyó “una calaverita” al gobernador Salomón Jara y a su esposa Irma Bolaños en el parque El Llano, como parte de un grupo de niñas del DIF. Y fue cuando la madre decidió escribir la carta a la presidenta del DIF, en la que cuenta algunas irregularidades en su proceso por volver a tener a su hija. Y le dice que “ella (Ada) no tendría que estar ahí, pues tiene el privilegio de tener una familia que la ama, que la cuida y desea volver a verla libre».
Elena Marini espera desde el pasado 5 de noviembre, que su carta sea respondida por la presidenta del DIF Oaxaca. “Ada se queda desecha, necesita ser escuchada y regresar conmigo,», dice con una tristeza inexplicable al salir de una convivencia con su hija.
«El sistema judicial de Oaxaca ha violado los derechos fundamentales de la niña», resuelve la italiana, quien también ha pedido la intervención de la embajada de Italia, ya que hasta hoy las decisiones de la jueza del séptimo juzgado de lo Familiar, Concepción Cruz, solo castigan a la niña para lesionar a la madre.