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Siete años después, Valeria está más cerca de la impunidad que de la justicia

*Detienen siete años después al presunto responsable y una jueza decide que lleve el proceso en libertad

Soledad Jarquín Edgar

A siete años de haber sufrido un intento de feminicidio en Huajuapan de León y ser testigo del asesinato de una mujer que la defendía, Valeria ve más cerca la impunidad que la justicia.

Molesta por la  determinación de una jueza que vinculó a proceso al responsable, pero  al mismo tiempo le permitió llevar su proceso en libertad, parafrasea al presidente de México: “en México solo los ricos compran la justicia y yo no tengo dinero”. 

El 9 de abril de 2017, hace siete años, Valeria sufrió una agresión, Diana una mujer de 33 años  intervino para defenderla, pero terminó asesinada.

Tras la agresión, la Vicefiscalía Regional de la Mixteca inició una carpeta de investigación por “homicidio y lesiones” y no por feminicidio,  en el caso de Diana, y otra por  intento de feminicidio en el caso de Valeria. El presunto responsable (JJRM) huyó de Huajuapan de León. 

Hace un mes  Valeria se enteró de su detención en Atlixco, Puebla, donde su familia tiene negocios de telefonía celular. Unos días después, la Fiscalía Regional de la Mixteca le informó sobre la audiencia, a la que podía o no asistir “en calidad de testigo”. 

Su sorpresa fue mayúscula cuando se enteró, por su abogado, que la jueza María de Jesús Morales Barenca decidió que el responsable llevaría el proceso en libertad.

“No sólo estuvo sin ser detenido siete años, ahora como si hubiera cometido un delito menor, la jueza le permite seguir el proceso en libertad y presentarse cada semana en la Unidad de Medidas Cautelares. Le prohibieron salir del país y de Puebla, por lo que será “vigilado”, por la misma Unidad de Medidas Cautelares. ¿Cómo? No lo sé”, refiere Valeria.

Llamado a la presidenta del TSJEO

Por estos hechos, hace dos días, Valeria entregó un oficio dirigido a Berenice Ramírez Jiménez, presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca en el que solicita se le notifique por qué no se emitió la prisión oficiosa.

Lo que a Valeria le parece sospechoso, es que ni la misma Vicefiscalía Regional de la Mixteca se inconformó. “Y  además de dejar pasar el tiempo para que las víctimas indirectas no sepamos qué hacer”.

En el oficio en el que narra cómo sucedieron los hechos aquel 9 de abril de 2017, también le recuerda a la presidenta del Tribunal Superior de Justicia por qué el jefe del Ejecutivo federal cuestiona las actuaciones de los jueces y juezas, porque claramente se deja al mejor postor.

Reclama también la forma en que la juez clasificó los delitos cometidos por JJRM, en su caso como “lesiones” y no como tentativa de feminicidio.

Yo quiero justicia, reitera Valeria en entrevista y plantea que desde hace siete años vive con temor, pues JJRM sabe dónde vive, de ahí que la decisión de la jueza María de Jesús Morales Barenca la pone en riesgo a ella, a su familia y los familiares de Diana.

La fiesta convertida en tragedia

Valeria y JJRM eran novios en 2017, pero la relación se había tornado violenta. Un día él, que entonces tenía 21 años como ella, la agredió físicamente en la calle, sujetándola por el cuello, cuando estaba a punto de perder el conocimiento la soltó, por lo que ella decidió terminar. 

Días después le rogó que siguieran siendo novios y le mostró que con ayuda de su familia dejaría de tomar y de drogarse. Valeria le creyó. Un mes después ambos asistieron a una fiesta de 15 años, ahí JJRM se encontró con un grupo de familiares y empezó a beber. Ella le reclamó, él respondió otra vez sujetándola del cuello, intentó ahorcarla, pero algunas personas intervinieron. Ella y dos amigas más se retiraron del lugar.

Más tarde Diana Tepozan, a quien conocía por ser su vecina, le llamó y le dijo que volviera a la fiesta ya que JJRM ya se había retirado del lugar. Así lo hizo, estuvo conviviendo con un grupo de jóvenes. Más tarde observó que su agresor estaba parado mirándola, pero no le dio importancia. 

Después de un rato, Valeria y Diana fueron al baño. Al salir, mientras se lavaba las manos, JJRM la empezó a agredir con el puño cerrado en la cara y de nuevo intentó ahorcarla. Diana quiso impedirlo y pidió auxilio. 

Él se volvió contra ella, la golpeó y la aventó contra la pared. Diana, quien tenía dos hijas, cayó muerta en ese momento.  Por las “lesiones”, Valeria tuvo que ser operada de la nariz.

Algunas personas se acercaron para ayudar, mientras JJRM se escapó. “Nos decían en la vicefiscalía que no lo encontraban, pensamos que él, les dio dinero para que lo dejaran en paz, pero no dejamos de insistir en que se hiciera justicia”, dice Valeria, quien desde hace siete años enfrenta la opacidad y las dilaciones de la Fiscalía y ahora del Tribunal de Justicia de Oaxaca.

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