Patricia Cárdenas asegura que buscará la justicia para su padre, Jesús Alfonso Cárdenas, un profesor, abogado y médico asesinado, después de haber sido secuestrado el 9 de noviembre de 2011. A principios de enero de este año se enteró de que el juez Guadalupe Rojas Figueroa Robledo absolvió del delito de secuestro agravado a los tres responsables del crimen, aunque ya habían sido sentenciados a 82 años de prisión.
Jesús Alfonso Cárdenas Payán de 59 años de edad, salió una tarde por su nieto a la escuela, o al menos esa era su intención. Nunca llegó. Horas después Patricia, la madre del pequeño llegó a casa y no los vio. “Mi padre era un hombre muy estructurado, si salía siempre me dejaba un mensaje con su firma, pero no había nada en esa ocasión”, recuerda Patricia.
Tampoco estaba el uniforme de su hijo, quien siempre se cambiaba cuando llegaba a casa. Comenzó a buscarlos, llamó a la escuela y el pequeño aún estaba ahí, pero de su padre no sabía nada. Su celular estaba apagado. Ese miércoles 9 de noviembre de 2011, cerca de las 7 de la noche recibió un mensaje del teléfono de su padre: “Estoy con unos profes, luego m comunico”.
Patricia dudó porque él no escribía así, le pidió que le contestara una llamada, pero no lo hizo. Al otro día fue a denunciar la desaparición a la Procuraduría General de Justicia del Estado de Oaxaca, en esa fecha dirigida por Manuel de Jesús López López.
“Fue un proceso absurdo, yo estaba angustiada y en la Secretaría de Seguridad Pública me decían espérate porque tal vez se fue de borracho. Le aclaré al policía que un minuto de nuestra vida no era lo mismo que un minuto de mi papá, pero me dijo que tenían que pasar 72 horas para poder denunciar una desaparición”. La familia lo fue a buscar todos los días. Cumpliendo las 72 horas Patricia fue a interponer la denuncia.
Los policías me dijeron, “híjoles es viernes, si quieres que hagamos algo por ti, dale un dinero a los policías para que te ayuden a buscarlo”. El lunes siguiente, la Procuraduría pidió la sábana de llamadas a la empresa telefónica y les solicitó a la familia hacer un oficio para pedir el historial de su cuenta a la Comisión Nacional Bancaria.
Un día después recibió una llamada en su casa. “Me dijeron: Somos los que tenemos a tu papá. Era una voz ‘agradable’ que me dijo: él tiene dinero debajo de la camioneta y en su colchón, necesito que lo pongas en una bolsa de basura y lo lleves a una calle”. Le dieron cinco minutos. A las 6: 45 de la mañana llevó el dinero.
Al salir de su casa vio a una mujer robusta y un hombre bajito, quienes aparentemente hacían ejercicio. Sospechó de ellos porque vestían sudadera y jeans, pero siguió.Regresó corriendo para hablarle a su papá. Lo único que le respondieron fue “pronto tendrás noticias de él”.
Al otro día, a las 4 am del miércoles 14 de noviembre, le llamaron para notificarle que encontraron un cuerpo con características similares a las de su padre. Lamentablemente era él. Velamos a mi papá y lo enterramos, aunque él quería ser incinerado, por motivos judiciales no se pudo.

Un anuncio le llevó a los responsables
Una mañana Patricia Cárdenas se dirigía a su trabajo cuando vio el letrero de un secuestro en el que se refería al profesor Israel. En abril vio en el periódico que había detenido al responsable del secuestro y homicidio del profesor, cuando pretendía vender la camioneta que le había robado.
Camino casa recibió una llamada del Ministerio Público , quien después le explicó que Merari Méndez Hernández fue detenido y en el interrogatorio admitió su responsabilidad. Dijo que María del Rosario Cervantes Rangel los buscó para los secuestros porque sabían que eran del escuadrón de la muerte. Ella tenía “una lista” de personas para secuestrar y llevarlos a su casa. Desafortunadamente el padre de Patricia era el primero y el segundo el profesor Israel.
En su confesión le dijo vayan a su casa, ahí está la moto del doctor. “Relata paso a paso. Y efectivamente la moto estaba ahí”, cuenta Patricia. María del Rosario Cervantes Rangel fue detenida, y un año después, Olegario Bautista Benítez, quien también había participado en los secuestros y asesinatos.
Merari Méndez Hernández era director del Centro de atención a personas drogadictas llamado Alcance Victoria; María del Rosario Cervantes Rangel, alias La Gorda era enfermera y esposa de Usiel García Pérez, un policía ministerial que en esa fecha se encontraba en prisión; mientras que Olegario Bautista Benítez en esa fecha se proclamaba defensor de personas afectadas por cajas de ahorro.
Los tres fueron sentenciados en 2018 a 82 años de prisión por secuestro agravado. Pero ese mismo año presentaron una apelación. Nadie notificó a la familia como víctima directa. El argumento del Tribunal es que no tenían su dirección.
El juez Guadalupe Rojas Figueroa Robledo repuso el caso y los absolvió del delito el año pasado. Un Ministerio Públicó apeló la absolución y le notificó (en su domicilio) a la familia del médico Jesús Alfonso Cárdenas Payán, en diciembre de 2024.
En la última visita de la Presidenta Claudia Sheinbaum a Oaxaca, el hermano de Patricia le entregó una carta para pedir que la audiencia de vista se desarrolle de manera justa, en dicha audiencia tres magistrados de la Sala Tercera leerán el caso, desecharán o ratificarán la sentencia o repondrán otra vez el caso.
Patricia lo único que pide es que se ejerza la justicia para su papá.